—No pienses nada raro, solo no me gusta que entren a mi cuarto —suspiré quedándome tranquilo.
Era de ver anime de vez en cuando, cortesía de los hábitos de Jisung, por lo que era una escena fácilmente reconocida.
—No pensé nada —hablé normalmente ahora sí tomándome el tiempo para observar su habitación, era muy grande, también tenía un baño en ésta, quise ir a verlo, pero seria demasiado presuntuoso—, parece ser acogedor.
—Es frío, así que nada de eso —respondió mientras se dirigía a su cama, dejando la mochila en una silla cercana, luego se acostó y no hizo ningún movimiento más.
—De todos modos, es mucho mejor que la mía —mencioné yendo hasta ella, tocándola con apenas las yemas de mis dedos, el otro solo se dedicó a verme.
—Acuéstate si quieres, tampoco es tan malo, considérate la segunda persona en lograr entrar a mi habitación, puedes hacer lo que quieras.
Escuché sus palabras, negando leve, me deshice de la mochila, dejándola a un costado de la suya. Me senté en las suaves sábanas y me quedé allí pensando.
—Si preguntaste por tus padres... hubiera habido la pequeña posibilidad de que no estén ¿no?
—De hecho una gran posibilidad —contestó todavía con su mejilla en una de las almohadas—, viajan mucho por lo que casi ni les veo aquí.
—¿Y tu hermana?
—Ella también trabaja, pero a diferencia de ellos no tarda todo el día y trabaja cerca —lo vi moverse, quedando boca arriba.
—Nunca tuve pareja —hablé en bajo, creí ver su sorpresa de reojo.
—Perdón por arrebatarte tu primera vez entonces —negué varias veces observando el suelo.
—No, estoy seguro que en algún momento te lo habría pedido —suspiré a sabiendas que era cierto—, solo lo digo como advertencia de que no sé que hacer.
—Haz lo que tu creas correcto o conveniente —volteé a verlo de nuevo, esta vez se había sentado con la piernas cruzadas—, no sé una guía de como ser un buen novio, así que solo improvisa.
—No suena tan difícil —sonreí por la cómoda sensación de hablar con él, desde ya antes me calmaba hablar con él, ahora era incluso más relajante.
—No lo es —me contestó de nuevo, esta vez mirando a las colchas extrañamente muy blancas—. Dijiste que te querías cambiar, ¿aun quieres hacerlo?
—¿Huh? Ya estoy en tu casa, ¿de donde sacaría ropa? —el me miró incrédulo, apuntando a un gran clóset con obviedad, a penas lo miré negué varias veces.
—Entonces yo lo haré, por si cambias de opinión siempre puedes sacar algo —asentí dando la vuelta en lo que él sacaba algo, incluso pensé en acostarme. Así que haciendo caso a mis sentidos me tiré hacia atrás, sintiendo la satisfacción al caer en algo realmente suave.
Me mantuve allí con los brazos estirados por un momento, luego los llevé hasta mi rostro y saqué mis lentes, dejándolos de lado mientras frotaba mis ojos. Todavía era temprano así que entraban rayos de sol por la ventana, esa luz no era para nada molesta, así que relajándome coloqué mis brazos a los costados de mi cabeza, agarrando con uno mis lentes.
Pensé en lo que me dijo, la verdad que estar todo el día vestido de la misma forma no era cómodo. Hice una mueca pensando en si debería hacerlo.
Escuché la puerta del baño cerrarse, tal vez podría alzar algo dolo para el torso.
Con eso en mente me levanté, iba escoger lo primero que viera cómodo.
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El chico de mi novela. ლ〚2MIN〛
Random⌒⌒⌒⌒⌒⌒⌒⌒❝third eye❞⌒⌒⌒⌒⌒⌒⌒⌒ ༊··་Lee Minho se dedicaba a leer mucho, se le consideraba incluso un "come libros". Los libros que caían en sus manos siempre trataban sobre casos criminales e historia, además de los que tenia por su curso. ༊··་Leer algo...