Capítul❍ 7.

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—Entonces... ¿te gusta leer? —pregunté en medio del silencio cómodo, pero si iba a un lugar con un desconocido al menos quería saber sobre él.

Pareció pensarlo, respuesta negativa.

—No soy de leer mucho, aunque me haya leído todos los libros de casa —me miró—, ¿y a tí?

—Es uno de mis hobbies —contesté observando la calle por donde íbamos.

Estábamos acercándonos a una de las calles más costosas, paré observando las tiendas, lo que sea que estuviera allí no podría pagarlo.

—¿Que sucede? —preguntó, yo negué quedándome allí todavía.

—No cualquier café que tomemos aquí, no creo poder pagarlo —reí algo apenado, él sólo alternó su vista entre mí y una tienda que estaba allí.

Tomó de nuevo mi mano llevándome.

—Esta vez lo pagaré yo entonces —asintió convencido.

Iba a refutar, pero decidí guardar silencio, antes parecía solo un agradecimiento, ahora me atrevía a decir que parecía una cita.

Otra vez a punto de morirme.

—Eres demasiado amable, ¿te lo han dicho? —pregunté cuando ya estuvimos en un par de sillones, uno frente al otro, no era muy distinto  otros donde iba, pero habían más detalles.

—Creo que sí, unas cuantas veces.

—Bueno, ya que estamos, ¿me cuentas algo de tí? —pregunté de nuevo observando como nos entregaban dos cartas.

—Hm... vengo de una familia conformada por mis padres y mi hermana, tengo un primo que vive lejos y como tres amigos que viven cerca de casa. De hecho creo que somos las cuatro únicas casas allí. 

Lo escuché mientras veía la carta, todo allí era muy raro, sabores que tal vez ni conocía.

—¿Tu?

—Solo vivo con mamá, mi amigo es Jisung y tengo otros dos que no lo son tanto —ante su mirada interrogativa contesté—, Ryujin y Hyunjin.

—No es tan difícil de recordar —llamó con una mano al mesero, el problema es que todavía no había escogido nada.

—Supongo que no...

—Dos cafés junto a una tarta de limón y...

Ambos me miraron, vi la carta rápidamente.

—¿Fresa? —respondí dudoso, el chico nos sonrió y se fué.

Seungmin pareció seguirlo con la mirada hasta que ya estuviera lo suficientemente lejos.

—Tu y Jisung siempre andan muy pegados el uno del otro...

Lo vi un segundo por su confesión, tampoco podría describir la mirada perdida que daba, talvez solo estaba buscando las palabras adecuadas para decirlo.

—Todos mis compañeros hablan de los de quinto, pero casi nadie habla de ustedes —siguió en su conversación, esta vez mirándome directo a los ojos—, por eso decidí verte yo.

Arqueo una ceja dudoso por aquello, cualquier cosa que haya querido decir, esa era una extraña manera.

—¿Y que se supone que hablan?

—Nada interesante, con quien les gustaría salir, que parejas se formarían, quien llegaría alto en sus metas —contó con los dedos de su mano derecha.

—Ya veo por qué no hablan de mí.

—No hablan porque les pareces raro.

¿Era necesario decirlo de esa forma?, pensé para negar luego.

El chico de mi novela.  ლ〚2MIN〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora