Un día antes de mi fiesta de graduación, mis padres y yo recordamos mis y sus quince años, después de mi graduación ellos me dejaran sola porque se irán a otro crucero, a festejar su aniversario veinte de Porcelana, solo serán diecisiete días, ya que viajaran en el mismo crucero que nos llevó a nuestros quince años, pero visitaran otros países, yo no podré acompañarlos porque me contrataron en el Departamento de Justicia de Seattle, con un horario de nueve a seis de la tarde con dos horas de comida.
Me levanto muy temprano para que mi madre me arregle mi cabello, mi vestido es color azul claro satinado sin mangas, largo tipo princesa, con abertura al frente, pienso bailar con mis compañeros hasta que termine la fiesta, ya no tengo la fiebre de vestirme como la princesa Amelia, ahora solo visto con ropa de aparadores de moda común, no necesito utilizar vestidos de cincuenta o cien mil dólares, es muy ostentoso, he visto mejores modelos y precios justos, en cuanto estoy lista, mi padres me acompañan hasta el auto.
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Primero iremos a la misa de acción de gracias en una iglesia cerca del salón, es muy emotivo el sermón del sacerdote:
Querida generación:
Los he traído mucho en mente en las últimas semanas, he hablado con muchos de ustedes y me han contado de sus planes, puedo ver la emoción en sus ojos y a veces un poco de ansiedad de enfrentar el futuro, seguramente muchos les han ofrecido consejos, y yo también quisiera ofrecerles algunos, dénle siempre el primer lugar a Dios en su vida, después de todo Él los creó y sabe muy bien lo que les conviene, desde que nacieron, sus papás y sus maestros han sido instrumentos de Dios para darles espiritualmente cimientos sólidos.
Aunque los ladrillos de la construcción fueron hechos a la medida para cada etapa de su desarrollo y parezcan simples, nunca piensen que son infantiles, les van a servir para el resto de sus vidas, créanme, cultiven en sus corazones un compromiso deliberado de respeto por la vida humana, después de Dios, la gente tiene prioridad, pasen tiempo con su familia, pongan atención a las pequeñas cosas en las vidas de los demás, consuelen al amigo que está lastimado, deténganse a escuchar al que lo necesita, identifiquen a los recién llegados y háganlos sentir bienvenidos.
Escojan siempre el camino más noble, sean grandes para perdonar, pongan de lado los rencores, sean siempre los primeros en ofrecer una mano amiga y los últimos en juzgar, aprendan a ser compasivos, sean agentes de reconciliación, cuando lean las noticias fíjense primero en los rostros y los nombres de la gente, no en las estadísticas, sean pacientes y agradecidos, cuando fallen pidan perdón, me pregunto cuántos de nosotros llevamos en los hombros, cargas que hubieran sido rápidamente aligeradas si hubiéramos levantado la cara, y reconocido nuestras faltas, no hay uno solo entre nosotros que no haya tenido jamás que reconocer sus errores y empezar de nuevo, practiquen decir "Lo siento".
