CAPITULO 7 NUESTRO RAPTOR

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Me preocupaban los señores que fueron secuestrados al principio, se veían demasiado débiles a pesar de la poca comida que hemos ingerido, la deshidratación nos está pegando más a unos que a otros,  trato de que siempre haya agua con sal como suero, no a todos nos gusta, pero necesitamos las sales en nuestro cuerpo. con la llegada de los dueños de la casa, dormimos más en la sala y por ende los señores Wilson recuperaron su recámara, hemos comido sanamente, desayuno, comida y cena, frutas y verduras, el joven Grey tuvo la idea de regresar a los hoyos, pero no para quedarnos, teníamos que acomodar como estaba todo, para que el General creyera que habíamos muerto, nos llevamos unos lazos que nos prestó el señor James dueño de la casa, con unas poleas, entre el joven Grey y yo bajamos a colocar todo, cerramos las rejillas, él también sabía rapel, le gusta el alpinismo, cada hoyo que acomodábamos y cerrábamos, chocábamos nuestras manos, señal de haber hecho lo correcto.

Tenemos muchas cosas en común eso me agradaba, borramos todo rastro de que salimos de esa área, desde esa noche nos quedaremos en el refugio para no tener que tener una visita sorpresa, en la casa no dejaremos nada a la vista de nuestras pertenencias para que el General Alexander no confirme que los señores Wilson nos apoyan. El joven Christian me hizo entrega de mi escarabajo, prácticamente fue la llave mágica para salvarnos, la señora Sarah, nos mostró la parte donde están los alimentos enlatados en el refugio, lo que nos pidió encarecidamente, que no hiciéramos nada de ruido, porque cuando hay silencio se oye lo que sucede en el refugio, nos proporcionó colchonetas para dormir.

Habían pasado tres días y no había nada fuera de lo normal, para el anochecer del cuarto día se oyeron vehículos por la zona, nos quedamos todos quietecitos, se oía solo la respiración continua de los nueve, oímos pasos arriba del techo, se escuchaba perfectamente lo que hablaban, esperábamos que los señores Wilson no nos delataran, ellos recibieron al General como si no estuviéramos nosotros, la señora Sarah les ofreció chocolate, afuera estaba lloviendo y se escuchó la voz de más de dos personas, diciendo que sería un placer degustar algo caliente.

Después de otorgarles las bebidas calientes, se escuchaba la voz del General, preguntando como encontraron su casa, la señora Sarah le dijo que ella creía que la habían ocupado sus familiares, ya que cuando llegaron a su casa tenía toneladas de polvo, que le costó mucho dejar su casa en buenas condiciones, doña Sara prosiguió diciéndole que tardó en quitar el polvo acumulado. El general le preguntó si vio merodeando militares por su casa o por las hectáreas que compró, ella contestó que no.

El general le preguntó a los señores Wilson, para que había ocupado los arneses que estaban afuera, de eso no nos ocupamos de guardar, todos hicimos una gran O y tapamos nuestra boca con una mano.

─ Puede seguirme General, le explicaré para que las ocupé.

─ Se oyó la puerta principal abrirse, pero como estaba lloviendo no avanzaron más del pórtico, por lo que se escuchaba todo lo que platicaban.

─ ¿Ve los tablones apilables en esa zona General? Con ellos hice palanca y poder acomodarlos sin hacerme daño.

─ Suspiramos todos, recuerdo que los hombres ayudaron a don Jamie a colocar los tablones en hileras.

─ Si hubiera visto alguno de sus soldados les hubiera pedido ayuda, a mi edad es muy difícil subir y bajar esos tablones sin que apoyarme.

─ Me hubiera llamado señor Jamie, de la base militar le hubiera enviado soldados para que lo ayudaran, falta de confianza.

JUSTICIA Y AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora