-Creo que no me he enterado bien...
-Esta es la segunda vez que trato de explicártelo -Respondió Monique Jordan.
-Oh, ¡perdona si soy el único que piensa que esto no va a funcionar!-Estaba exasperado. En cualquier otra circunstancia, podría llegar a extender su comprensión. No en esta.
-También eres el único que ha dejado Hogwarts -Puntualizó Monique con más acidez de la que pretendía emplear aquel día. -Tu opinión, por tanto, está descreditada.
-Te equivocas, Jordan -Espetó el joven, dando un paso hacia adelante para enfrentarse a la aprendiz de Sanadora. Esta rodó los ojos. La Sanadora Bell no habría tenido este problema. Con Chris nunca lo habían tenido. -El señor Scarmander... -Apuntó hacia la rezagada figura que les contemplaba con diversión y que se había alejado junto con el señor Charlie Weasley, mientras los dos jóvenes disputaban la congruencia de aquello. -... Tampoco acabó Hogwarts y es un genio del mundo mágico.
-¡El señor Scarmander ayudó a derrotar al maldito Grindelwald! -Le recordó, dejándose llevar por la frustración de que aquel muchacho insistiera en llevarle la contraria.
Y, para más inri, se cruzó los brazos sobre el pecho como si la estuviera desafiando. Sonrió con una superioridad que llevaba tiempo sin ver en el rostro de Fred Weasley. Había cambiado. No sólo físicamente. No sólo había decidido cortarse el pelo y extinguir sus tirabuzones que habían competido con los de su hermana en otra época. Su rostro era más cuadrado. Unos rasgos más angulosos. Menos Weasley. El fuego negro de su mirada era exactamente el mismo que el de Roxanne Weasley. Aquello era su gran cambio. Quizás poder hablar con su hermana Roxyle había infundado la seguridad en sí mismo que su Susie le había devuelto. Pero no era la misma arrogancia que había demostrado con Susan. Era diferente. Era casi como si le diera igual lo que opinaran, sintieran o pretendieran los demás. Como un guerrero que no tenía nada que perder... Y estuviera dispuesto a darlo todo.
¿Por qué no lo daba todo entonces?
-Esperaré sentado a que salgas de tu estúpido laboratorio y te conviertas en un dragón, entonces -Le retó.
Incluso cuando era evidente que Fred Weasley había adquirido madurez y responsabilidad en su estancia en Rumanía... También se debía recordar que anteriormente no había poseído ninguna noción de responsabilidad. Por lo que no se podía pedir mucho del joven.
-¡¿Es que no pretendes ayudar a los demás que tienen el mismo problema que Susan?! -Le gritó. Monique Jordan nunca gritaba. El joven, que la conocía desde niño, alzó una ceja sorprendido ante el temperamento escondido de Monique Jordan. -¿Convertirte en dragón es todo lo que sabes hacer? ¿Y cómo vas a evitar que niños acaben matando a sus propios amigos...? -Le dio un empujón. Supo que se apoderó de ella. La rabia de haber perdido a su hermana. La impotencia de no haber podido salvarla. Fred Weasley dejó que Monique Jordan escupiera todas aquellas palabras. -¿Cómo? ¿Incinerando a un par de encapuchados...? ¿Presumiendo de tus alas contra los dementores? -Ella no se detuvo. Estaba descubriendo que el dolor se iba cuando se cubría con ira. -¿Eso es lo que haces? ¿Contemplar cómo esos niños van a morir mientras no haces nada? -Seguía sin detenerse. Incluso cuando vio perfectamente que aquellas palabras habían escocido en la herida abierta del joven. Porque disfrutó de la ira. Porque si sentía ira... No sentía tanto dolor. -¡Dímelo, Fred Weasley! ¡Sorpréndeme! Porque nada de lo que has hecho hasta ahora...
La cogió por las muñecas que se impulsaron para golpearle de nuevo. En cuestión de segundos, Monique Jordan volvió a la realidad. Sintió la culpa ceñirse sobre sus hombros. No tenía derecho a decirle aquello al novio de su hermana. El que no sólo había tenido que soportar la muerte de su propia hermana, sino la de su amor.
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La tercera generación V
RandomLa nueva generación se enfrenta una guerra que se acaba de desatar. Las profecías se están cumpliendo y están favoreciendo a la oscuridad. ¿Les espera un mundo oscuro? ¿O podrán cambiarlo?