Capítulo 4

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Cuando llego la hora salí y un carro blanco se detuvo justo en ese momento, tomé aire antes de subir, cuando entre Antoni llevaba un traje vino y casualmente yo llevaba un vestido vino, pff, ahora sin querer combinamos, en cuando entre me puse a ver el teléfono.

-Mañana Irán mis a abuelos a mi casa- rompe el silencio yo solo asiento -Ya lo cuadré en nuestras agendas vuélvelas a revisar, algunos eventos se movieron- de nuevo solo asentí y las revisé mañana tenía el día libre, solo debia de estar lista a las 4:00 pm para estar con sus abuelos. – Mis abuelos no saben de Nicole- asentí una vez más, no me apetecía hablar con el y al parecer lo logre porque dejo de hablar- Te mandare algunas cosas que mis abuelos podrían preguntar y tu deberías saber – pero solo duro un par de segundos -Cuando lo leas mándame lo mismo con tus respuestas- ordenó y solo suspire - ¿Tienes alguna duda? - dijo y negué -Ni siquiera me estas escuchando- reclamo

-Si te escuche y me quedo bastante claro Antonio, mañana vienen tus abuelos y al igual que todos deben ver un matrimonio perfecto en el que no me engañaste, me vas a mandar tu información porque esa idea es mucho mejor que mantener una puta conversación conmigo – espete molesta - ¿Cree que no me quedo algo príncipe? – dije mirándolo y vi como apretó un poco el volante pero ya no dijo ni una sola palabra

Minutos después nos detuvimos en un lugar de comida tailandesa, nos reunimos con unos ministros y regresamos al carro. Mi mente era un caos, no había tenido tiempo para analizar todo lo que había pasado, a pesar de que las palabras de Daniel me conmovieran no podía dejar de pensar que me estaba traicionado y no podía seguir permitiéndolo. Respire hondo y tome el puente mi nariz.

-Te espero en mi habitación- volteé a verlo confundida -No te tardes- agrega y vuelve a concentrar su atención en el camino.  Idiota, idiota, idiota-

Treinta minutos después me encontré en la bañera intentando despejar mi mente lo cual fue imposible, ya que mi teléfono no paraba de sonar. Salí poniéndome una toalla y me dirigí a mi vestidor, me coloqué una pequeña blusa de tirantes, sin brasier porque ¿Quién duerme con esa tortura ?, y un short, ambos eran de una tela delgada y un poco traslúcida. Sequé mi cabello y me fui a la puerta de Antoni.

-Adelante- me ordeno después que di un par de golpecitos y abro la puerta, pero me quedé afuera, me vio de arriba abajo - ¿Qué haces ahí? Te dije que pasaras - me contesto desesperado. Puse los ojos en blanco y entre. Su habitación era el doble de la mía, estaba decorada con negro, dorado y blanco. No tenía muchas cosas.

-¿Qué necesitas? - hable al fin y mi tono sonó más frío de lo que esperaba

-Acuéstate- negué y me vio molesto -No tengo tiempo para tu drama, solo hazme caso- me reí y me di la vuelta intentando abrirla, pero él fue más rápido y puso su mano en la puerta evitando que la abriera - Se me acaba la paciencia, Laneth - me dijo pasando su nariz por mi cuello, yo tenía mis manos en puños mientras sentía el calor de su cuerpo

- ¿Qué pasa? ¿Ya no te puedes coger a la pelirroja? - le espeto y el me voltea con brusquedad pegándome a la puerta, solo tenía puesto un pantalón para dormir, su torso está perfectamente definido y tenía un tatuaje cerca de su clavícula, lo miré a los ojos.

-No te incumbe- me corta

-Si me incumbe- puse mi mano en su pecho intentando alejarlo más, pero fue inútil- Creí que te había quedado claro que no podías engañarme, te dije que no podías acostarte con nadie - le espeto

-No nos acostamos- dijo y me reí sarcástica, me creía imbécil.

-Deja de ser tan descarado y mentirme en la cara- alce la voz, ahora si estaba molesta, lo empuje con todas mis fuerzas y logré apartarlo abrí la puerta, pero de nuevo la cerró, me cargó y me arrojó en la cama, poniendo su peso encima de mi - Quítate, me quiero ir a mi habitación – dije y comencé a retorcerme

Mi hermosa bestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora