Capítulo 23 - Problemas en el centro comercial

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Por las ventanas del moderno transporte ya se lograba ver Ciudad Azulona, la urbe con más variedad de plantas de todo Kanto. Llena de flores que le daban viveza y alegría a las calles, encajando perfectamente con los diversos diseños de las casas y edificios. Era como un oasis de arco iris en medio de un mar de árboles.

Jack se había despedido de Elliot esa misma mañana, su amigo tenía que ir a Carmín para ganar su siguiente medalla, ya se imaginaba ese encuentro con Surge. Ahora se hallaba en el magnetotren, un medio de transporte que conectaba Kanto con una región vecina, pasando por algunas ciudades en el camino en las que paraba a dejar pasajeros. Como su nombre lo dice, era un tren magnético, de color blanco metálico, con cómodos asientos de color negro y un amplio pasillo.

La idea había sido de Henry, quien se encontraba sentado a su costado. Había decidido acompañarlo y dejarlo en la estación. Jack no se lo había pedido, pero temía que si le decía algo, el rubio se vengaría asustándolo como nunca antes. Junto a eso, había tenido que escuchar durante el viaje sobre una historia de un supuesto tren que se oía a altas hora de la madrugada, transitando por las mismas vías que lo hacía el magnetotren en el que iban. El rubio insistía en que era aquel tren del accidente de hace varios años.

Se bajaron en una estación subterránea y permanecieron cerca de la vía, el tren devuelta a Azafrán estaba por llegar. Todo el lugar estaba pulcro y lleno de flores, como si estuviese recién inaugurado, muy diferente de la estación de Azafrán, en aquella los papeles sueltos reinaban el piso y las murallas invadidas por los rayados y afiches rasgados.

—Gracias por acompañarme —dijo Jack. El tiempo que había pasado con el chico rubio no había sido tan malo después de todo.

—¿Crees que yo pueda decidir mi futuro sin tener que decepcionar a alguien? —le preguntó. Jack quedó algo descolocado por la inesperada pregunta, pues no estaba enterado de la posición de Henry y el futuro que le esperaba.

—No tengo idea por qué me preguntas eso, pero...creo que siempre hay alguien que se va a sentir decepcionado por lo que elijas. ¿Por qué lo preguntas?

—Mi futuro fue escogido desde antes de que naciera —Jack abrió la boca para preguntarle sobre qué hablaba, pero se vio interrumpido por la llegada del tren—. Me tengo que ir —metió su mano a uno de sus bolsillos—. Ten esto —le pasó un papel doblado a la mitad—. Es mi número, en caso de que necesites ayuda —Gastly y Haunter aparecieron, pero esta vez no para asustar al chico oriundo de Paleta, sino para despedirse amistosamente—. Adiós.

—Adiós.

Se dieron la mano y Henry, junto a sus fantasmas, abordó el tren. Jack los observó irse en la moderna máquina blanca. Quién sabe cuándo volverían a verse.

Nuevamente se hallaba solo, en esta ocasión en una ciudad totalmente desconocida. Salió de la estación, no sin antes pedir indicaciones al guardia de cómo llegar al Centro Pokémon, luego se subió a su bicicleta para comenzar a recorrer la floreada urbe, afortunadamente el magnetotren permitía subir transportes menores.

La vista era sin igual, era muy distinta a otras ciudades que había visitado antes, pero al mismo tiempo tenía esa característica que la hacía tan especial y única. Todas las casas poseían al menos cuatro o cinco macetas llenas de coloridas flores, otros hogares tenían rosas o margaritas, pero ninguno carecía de éstas hermosas plantas, hasta los más altos edificios tenían colores, en sus terrazas y tejados. Tener flores bien cuidadas parecía ser parte de la cultura de aquella sin igual urbe. Era tanto el cambio de Azafrán a Azulona que incluso el aire que se respiraba era diferente, hasta la persona más desmotivada y perezosa podría llenarse de energías con tan sólo respirar.

Jack EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora