DOS

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Al final, Isaac pensó que Esteban también le pediría la tarea, pero no lo hizo.

Él estaba haciéndola entre clases.

—¿N-No lo quieres? —preguntó en un susurro, agarrando su cuaderno amarillito con sus dos manos.

Esteban levantó la mirada para ver al niño lindo a su lado. Respiró profundo, intentando controlar cualquier sonrojo que quisiera salir.

—Y-Yo... No, estoy bien. —Le sonrió, volviendo a su cuaderno.

—E-Está bien, no me importa —dijo, empujando más su cuaderno hacia él.

Esteban respiró de nuevo e hizo que su sonrisa fuera más pequeña de lo que realmente era.

—Gracias —susurró, agarrando el cuaderno y cuidando que sus dedos no se rocen para evitar un paro al corazón.

En cambio de Esteban, Isaac sonrió sin tapujos.

—Cierra la boca, ¡Dios! Qué miedo.

Oliver le dijo en voz alta, se sentaba al lado de Esteban y había notado todo. Isaac se apagó de inmediato, bajando la cara e intentando fundirse con la silla.

—¡Au! —Oliver se quejó.

—Oliver, ¿tiene algo que aportar a la clase? —preguntó la señorita Everly, cruzando sus brazos.

—N-No, maestra. —Oliver comenzó a sonrojarse mientras se acomodaba mejor en su asiento.

Esteban sonrió malicioso. No se atrevía a hacer algo para defenderlo, jamás había hablado con Isaac, siempre lo había notado sentado a su lado en la esquina, y, por el momento, tenía una imagen que mantener y amigos que conservar por absurdo que sea.

Aunque más de una vez se había tenido que morder la lengua para que esta no se suelte.

—¿Por qué me pellizcaste?

Oliver le susurró, volteando a ver a Esteban con el ceño fruncido.

—Odio que me distraigan.

Y había estado muy ocupado admirando al chico tierno a su lado.

Esteban miró hacia el cuaderno, sintiéndose culpable por no tener las agallas de defender a Isaac como le gustaría. Pero solo de pensarlo hacía que su estómago se revolviera de los nervios.

El Chico PopularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora