EPÍLOGO

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—Juro que yo no fui.

Isaac subió una ceja, notando la clara mentira en la cara de Simon. Literalmente.

Isaac trabajaba como orientador en una escuela secundaria, y trabajaba en el turno vespertino. Lastimosamente, Esteban no estaba en la ciudad esos días, por lo que no había nadie que cuidara a Alex por las tardes más que Simon. Y eso estaba bien, muy bien, si no hubiera llegado a casa y encontrado a su hijo de dos años con las uñas pintadas y Simon con pintura regada por las manos y cara. Y su pequeño podía pintarse las uñas, pero no estando tan... pequeño.

Realmente no estaba enojado, solo irritado, más porque Simon se negaba a aceptar lo que era obvio y porque Alex tenía pequeñas manchas en la boca.

—¿En serio? ¿y qué pasa con...? —Lo dejó en el aire mientras señalaba su propia cara.

—¿Qué? Mi cara es así de perfecta, eso no me hace culpable —dijo, palpando su propio rostro.

—Allá hay un espejo, úsalo —gruñó, agarrando a Alex entre sus brazos para quitarle el esmalte.

—Yo no fui —balbuceó su hijo, negando con la cabeza.

Isaac lo sentó en el lavamanos, agarrando un trapo y mojándolo. Alex lo miró a través de sus pestañas, abultando sus labios que ya parecían abultados por sí solos.

Isaac sonrió.

—Nunca dije que fuera tu culpa —murmuró—, pero... —comenzó, viendo a Alex fruncir el ceño—, creo que a Simon no se le ocurriría algo así solo.

Alex rodó los ojos.

—No pinté. —Negó con la cabeza—. No pinté mis manos, no pinté la pared.

Isaac se quedó quieto, y después subió la mirada hacia su hijo, quien pareció darse cuenta de lo que dijo porque se llevó la mano a su boca y abrió exageradamente los ojos.

—¡N-No!, la pared está cool.

Cool era su nueva palabra favorita de parte de Leo.

Isaac pasó el trapo por la boca de Alex, quien dejó de verlo nervioso para retarlo con la mirada a que dijera algo. Isaac suspiró y envolvió las uñas con el trapo.

—¿Pintaste la pared?

—La pared está cool.

—No pregunté eso.

Alex suspiró como si Isaac fuera realmente molesto.

—Papi va a venir aquí.

—Papi vendrá el viernes, no hoy.

—Papi dijo que podía ser creativo.

—¿Papi te dio permiso de pintar la pared?

—La pared está cool —repitió, asintiendo con la cabeza.

—Mmh, entonces ¿quién debe de limpiar la pared?

—Papi —respondió, mirando las uñas de su mano limpia.

—Pero papi no está aquí.

Esto era estúpido, pero no se pondría a pelear con un niño de casi tres años. Era obvio que sería Isaac quien limpiara la pared. Además, sabía que Alex había pintado la pared por decisión propia y no porque Esteban se lo haya dicho o le haya dado permiso. No era la primera vez que ocurría, pero llegaría el momento en que Alex se haría responsable de sus travesuras.

—Pues cuando papi llegue —dijo como si fuera obvio.

Isaac sonrió un poco y tiró el trapo. Alex lo miraba atentamente, y cuando se dio cuenta de que tenía las manos vacías, alzó las suyas para que lo cargara.

Cuando llegaron a la sala, Simon estaba sentado en el sillón con una pequeña sonrisa estúpida.

—Lo que sea que Alex te haya dicho es mentira.

El Chico PopularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora