DIECINUEVE

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—¿Cuál es tu color favorito, Esteban?

—El amarillo.

—El mío también, aunque eso ya lo sabías. ¿Cuál es tu comida favorita?

—Los brownies.

—Eh, ¿pero no habías dicho que no te gustaba el chocolate?

—No soy fan del chocolate, pero soy fan del que haces tú.

—Eso es l-lindo, te haré más brownies. ¿Crees que ganemos?

—Mmh, no lo sé —musitó después de unos segundos—. No nos fue mal, pero no sé si logremos ganar.

—¿Qué hizo Leo?

—Él y Simon pintaron uñas.

—¿P-Pintaron uñas?

—Sí, son buenos. —Sonrió—. Son como... muy buenos, realmente. Tuvieron a varios clientes.

—¿A ti te gusta pintarte las uñas?

—Bueno, no sé pintarme las uñas, pero he sido, algo así como, la rata de laboratorio de Leo antes. No me molesta, pero tampoco me llama la atención.

—Oh, entonces Simon sabe pintar bien las uñas, ¿eh? Pensaba que su cerebro solo daba para el fútbol.

Confesó avergonzado. Esteban lo miró unos segundos y después se rio fuerte y tendido.

—Dios, no, todos tienen algo de bueno en ellos, algo que los demás no esperan. Simon puede no ser bueno en las matemáticas..., o en las materias en sí, pero es genial en idiomas. Es bueno en el fútbol americano y es bueno pintando las uñas, también sabe dar consejos, pero jamás me ha dado uno a mí.

—¿E-Entonces cómo sabes que es bueno dando consejos?

—Porque le ha dado consejos a Leo.

Isaac lo miró unos segundos.

—¿Qué es lo que haces bien? —le preguntó y Esteban lo miró fijamente—. Como... muy bien, que te guste hacer.

—B-Bueno... —Respiró y desvió la mirada, rascando la parte baja de su cabeza—. A veces... Eh, a veces me gusta cantar, pero no sé si soy bueno como en danza, solo sé que me gusta... mucho.

—A mí me gusta mucho dibujar, pero no sé si tengo talento.

—¿Tu dibujo no fue el que ganó en la clase de arte el año pasado?

—S-Sí, lo hice todo yo, pero mi hermana me dio consejos.

—Bueno, pero lo hiciste tú. —Se encogió de hombros—. ¿Te llevas bien con tu hermana?

—Claro que sí, la quiero demasiado. Tu hermano... ¿cómo está?

—Mmh, él está bien —susurró e Isaac tuvo la sensación de haber metido de la pata.

—¿N-No se llevan bien?

Esteban suspiró y se apoyó contra el árbol.

—Me llevo bien con él y es un gran hermano —comenzó—, es un gran hijo y amigo, pero... él es tan genial que hace que yo tenga que ser mejor.

—Tú eres mejor, Esteban.

—Claro que lo soy para ti. —Le sonrió—. Pero no para los demás, no quiero decepcionar a mis papás.

—¿Piensas que los decepcionas?

—Pienso que lo haré. Mi hermano está en la universidad ahora, estudiando medicina, algo de provecho, y yo solo quiero quedarme con las artes, creo que mis papás no lo querrán.

—No siempre es bueno suponer las cosas —murmuró—, yo pensaba que no tendría amigos para antes de graduarme y mira, ahora te tengo a ti y a Leo, ¿cierto?

Esteban lo miró por unos segundos con una pequeña sonrisa de placer.

—Este lugar me gusta, ¿siempre vienes aquí?

—Síp, vengo cuando no me gusta quedarme solo en el salón o en la zona general.

—Ahora estarás conmigo, eh. Conmigo y con Leo—suspiró—. ¿Tú qué quieres estudiar? ¿repostería?

—¡Sí! —contestó de inmediato—. Quiero abrir un pequeño restaurante, a lo mejor algo como un café. —Se queda pensando unos segundos—. ¿Sabes? Pensando a lo grande, sería lindo tener algo así como un bar, yo cocino y tú entretienes.

Esteban se rio.

—Eso es lindo.

El Chico PopularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora