Capítulo 16

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Lo que quedó de mes no volví a verlo. Cuando Estrella estuvo de vuelta hice el mismo plan que tuve desde la primera vez, decidí no decirle nada de lo que pasó. Quería olvidarlo lo antes posible y pasar página, ya lo hice una vez, así que podría volver ha hacerlo una segunda. Salimos al cine, al parque de atracciones, alternábamos las casas de las dos y jugamos a mucho juegos. 

Cuando quise darme cuenta ya era agosto y estaba haciendo la maleta para irme de aquí. Necesitaba alejarme de mi casa cuanto antes. Al final la operación se traspasó de mes y en vez de hacerse en Julio, se haría en Agosto, el día aún no estaba decidido así que iríamos sobre la marcha. 

- Cariño ves terminando, hemos de poner las maletas lo primero en el maletero -dijo papá al entrar en mi cuarto-.

- Claro, en cinco minutos la bajo -estaba desanimada, lo reconocía, pero intentaba disimular delante de ellos, aunque a veces me faltaban fuerzas-.

- Se te ve últimamente triste -dijo sentándose en la cama, al lado de mi maleta- ¿ha pasado algo?-.

- No, claro que no papá -dije pasándome las manos por la cabeza- solo estoy cansada-.

- Hay cosas que no cambian durante los años -dijo acariciándome la mejilla- sigues sin saber mentir cielo-.

Cerrando los ojos, dejando que las lágrimas volviesen a salir después de retenerlas durante semanas, me senté en el suelo, entre sus piernas.

- ¿Porqué ha de doler tanto? -pregunto apoyando la cabeza en sus piernas-.

- ¿El qué? -preguntó tocándome el pelo-.

- Que te rompan el corazón -susurré-.

- ¿Y quién se ha encargado de hacer eso? -preguntó cariñosamente-.

No iba a decírselo. Sabía la relación que tenían con sus padres, y  no me perdonaría que por mi se rompiese o enfriase. Negué con la cabeza, sabiendo que entendería que no se lo diría.

- Verás hija mía, hay veces en esta vida que no podemos controlar lo que pasa, y que no rompan el corazón es una de esas cosas -dijo- pero no debes dejar que eso te pare. Todo pasa por alguna razón pero te aseguro que no siempre son así. Llegará un día que encuentres a esa persona que con solo mirarla sepas que él es el indicado-.

Miré la foto de mis abuelos.

- Ellos tuvieron que separarse a mi edad -dije levantando la cabeza- aguantaron cinco años separados mandándose cartas, ni el tiempo ni la distancia hizo que su amor desapareciera o cambiase-.

- Exacto -dijo mirando también las fotos- todo el mundo encuentra a su compañero de vida, solamente tienes que esperar a qué se de cuenta de que tu eres el suyo-.

Eso último no lo entendí, pero cuando quise preguntarle a qué se refería ya se había ido del cuarto. Volví a mirar las fotos de mis abuelos.

                                                                                             ***

- ¿Lo tienes todo preparado? -preguntó mamá mientras cenábamos-.

- Sí, solamente tendré que guardar las cosas que necesite mañana -dije antes de beber de mi baso de agua-.

- Genial -concluyó-.

- Iremos sobre la marcha, puede ser que tengamos las vacaciones los días que habíamos previsto o que tengamos que volver antes, lo siento -explicó papá- pero si volvemos antes podrás ir a la fiesta final con Estrella-.

Asentí. Deseaba que eso pasase, no me malinterpretéis quería ir de vacaciones con mis padres y pasar tiempo los tres juntos, pero también quería poder llegar a tiempo para la fiesta. Terminamos de cenar y subí a mi cuarto, dormiríamos poco ya que nos habíamos de levantar a las cinco de la mañana, y eran las doce de la noche. Pero si decía la verdad, mi cuerpo no tenía ganas de dormir. Cogí los auriculares del escritorio y salí al balcón, me senté y puse la otra silla delante de mi para poner los pies encima. Los conecté al móvil y puse la primera playlist que salió, dejé caer la cabeza hacia atrás hasta dejarla apoyada en la puerta de cristal.

Intentaba no pensar en el casi beso con Álvaro en mi salón. Era algo que odiaba recordar una y otra vez. Mis ojos no se apartaban de la ventana de su cuarto, tenía la luz encendida así que estaría dentro. De repente apareció al lado de la ventana, estaba hablando con alguien o más bien discutiendo con alguien, y al darse la vuelta para irse al centro de su cuarto apareció también Sara detrás de él. No escuchaba lo que se decía gracias a los auriculares, y así era mejor ya que no quería enterarme de nada. Se les veía muy enfadados a los dos, y eso me hizo recordar a la pelea que sin querer escuché en la entrada de su casa. Parecía que allá donde fuese los encontraría peleándose.

Decidí entrar antes de que por casualidad a alguno de los dos le diese por mirar al exterior, y verme allí. Me lavé los dientes y me metí en la cama, mañana sería un día bastante largo metida en el coche, y debía aprovechar al máximo las horas de sueño en una cama mullida.

                                                                                               ***

Tardamos diez horas en llegar a Sevilla. Mis abuelos tenían una pequeña casa a las afueras donde todos los años íbamos. Era de dos pisos, donde arriba solamente estaban las habitaciones, y abajo la cocina, el salón y el baño. Tenía un jardín con césped y una piscina. Todo estaba muy cuidado y limpio. Dejé mis cosas en la habitación que siempre cogía y bajé. Empezamos a guardar la comida que habíamos podido traer en fiambreras. Comimos, recogimos y ellos se fueron a descansar. Pensé en salir al jardín y tumbarme en unas hamacas que había pero al ver a la temperatura que estábamos decidí tumbarme en el sofá.

Estaba definitivamente de vacaciones.

No me rompas de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora