Capítulo 23

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No se lo podía creer. Lo veía en su propia cara cuando se lo contaba y ahora que había terminado se lo podía ver aún más.

-¡Qué fuerte tía! -chilló Estrella saltando de la cama y abrazándome como una loca -¡Que te vas a Estados Unidos!-.

- ¡Sí! -chillé sin poder aguantar más la emoción- ¡Dios no me lo creo aún!-.

- Tía pues empieza a creértelo porque a lo mejor dentro de una semana estás volando por medio mundo -dijo cogiéndome de los cachetes de la cara- ¡Tenemos que prepararte las maletas!-.

Una mueca apareció en mi cara, no pude evitarlo. Estrella estaba loca de por si y aún más si se trataba de decidir sobre la ropa de los demás. La suya propia no, pero la de los demás sí.

- Espera, espera ¿Cómo que la semana que viene estaré volando medio mundo? -pregunté quitándole las manos de mi cara- las clases no empiezas hasta setiembre-.

- Pero ahí va más adelantado que aquí -explicó- ¿nunca has visto una película de Estados Unidos?. Las clases las empiezan sobre la última semana de Agosto, o eso creo, y se montan una fiesta de bienvenida-.

Negué con la cabeza. La vedad es que nunca me había fijado en eso, y si lo hubiera hecho no hubiera creído nunca que podría ser verdad que empezaban antes.

- ¡Vas a irte allí y no sabes ni lo más básico! -chilló haciéndose la dramática y desesperada- he de ponerte al día en tan solo una semana, empezaremos esta noche viendo High School Musical-.

- Eso es en un instituto -reproché- Y para el carro, si de verdad allí se empieza dentro de una semana, ¿no crees que me tendrían que haber avisado antes?-.

- A lo mejor se le olvidó con el cambio horario -dijo moviendo los hombros-.

Solamente habían pasado dos días desde la cena con el rector Liam Miller, y ya parecía que me quería tirar por un puente por todas las cosas que tenía que hacer. Una duda que me carcomía desde esa cenar no dejaba de pasarme por la mente, tendría que hablar ingles todos los días a todas horas. A ver no es que se me diera mal el idioma, pero aún así ese sería un gran problema, uno muy gordo que necesitaba solucionar cuanto antes.

- ¿Has hablado con Álvaro? -pregunté frunciendo el ceño-.

- ¿Qué? -pregunté sin entender este cambio de conversación-.

¿A caso no me había enterado de que había sido así?

- Álvaro -dijo- ¿Qué piensa él de todo esto?-.

Y entonces otro problema se me vino arriba. Me había olvidad por completo de él al aceptar la oferta del rector.

- Pues...no lo sé -respondí frunciendo el ceño- desde la cena hace que no hablamos-.

- ¿Enserio? -preguntó sentándose en el suele delante de mi- ¿Y no te ha dicho nada ni tú a él?-.

- La verdad es que no, he estado tan ocupada con la residencia, los billetes, preparativos y de más que no me he parado a pensar -dije sintiéndome culpable- vaya mierda-.

- Creo que lo deberías hablar con él, saber lo que piensa -dijo con una mueca- como se siente-.

Apoyé los codos en mis rodillas y hundí la cabeza entre mis manos. Hablar con Álvaro había superado al hecho de tener que hablar en ingles todos los días.

- Eh no te pongas así -dijo apartando mis manos para verme-.

- ¿Y qué pasa si no está de acuerdo? -pregunté mientras una sensación extraña rondaba por mi cuerpo- y si...-.

No me rompas de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora