EPILOGO

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Dos años después...

Han pasado dos años. Dos años desde la última vez que volví a casa. Dos años desde que Estrella dejó este mundo. Dos años desde la última vez que vi a la persona que había amado. Dos años desde que todo cambio. Volvía a ser esa época del año que tanto amé de pequeña, y que ahora tanto me dolía. Volvía a ser navidad, y con ella volvía el dolor y el recuerdo, las lágrimas y las negaciones.

Las navidades pasadas, las siguientes después de la muerte de Estrella, no había sido capaz de volver así que mis padres decidieron venir aquí. No mentiré, fueron una mierda. Ellos intentaban distraerme saliendo a ver cosas pero no conseguía que el recuerdo no viniera a mi.

Durante los siguientes dos años me centré en la universidad. Me he pasado estos dos años metida la cabeza dentro de los libros. Mis amigos intentaban que saliera por ahí con ellos, alguna veces iba, y muchas otras no. Tanto estuve metida que mis notas son excelentes, y el rector Miller no podría estar mas orgulloso.

Comenzó Noviembre y fue cuando decidí que era hora de volver a casa. Hacía dos años que no veía a Alex, ni a mi familia entera, ni a María ni a Alvaro. Después de nuestra despedida en el aeropuerto no volvimos ha hablarnos más. Todo lo que tenía que ver con ella me rompía el corazón.

Pero había llegado el momento de regresar a casa con toda mi familia, mis padres, mis tíos, mis abuelos y primos. A todos.

Estábamos a 22 de Diciembre y hacía un frío terrible, y la nieve acompañaba al clima. Bajé la bolsa de viaje a la entrada de la residencia, donde más gente hacía lo mismo. Saqué el móvil para enviarle un mensaje a Gabriel.

"Estoy en el portal" "¿Estás fuera?"

Y segundos después recibí su respuesta.

"Sal, estoy a la izquierda"

Cogí la bolsa del suelo y abrí la puerta. Miré hacia la izquierda y lo vi sacando el brazo por la ventana. Sonriendo caminé hasta él, y con solo verlo solté una carcajada.

- Gabriel, no estamos en el Polo Norte -dije mirándolo desde fuera- ¿Porqué vas tan abrigado?-.

- Te recuerdo que yo soy de California, este clima no es para mi en absoluto -se quejó- odio el frío-.

Negando con la cabeza caminé hasta el maletero, lo abrí y dejé la bolsa de viaje dentro. Rodeé el coche y abrí la puerta de al lado. Me senté y rápidamente puse las manos en los calefactores del coche.

- Tienes razón -dije frotándomelas entre ella pes coger calor- este frío no es normal-.

- Vayámonos antes de que nos quedemos cubito -dijo arrancando el coche-.

El viaje fue tranquilo, habían coches pero no estaba colapsado como la mayoría de los días. Mi vuelo salía dentro de dos horas así que íbamos bien de tiempo. Llegamos al aeropuerto y paró en la entrada sin apagar el motor. Salimos y cogimos mis cosas, que eran bastante pocas, y nos quedamos mirándonos.

- Que tengas unas felices navidades Sofía -dijo abrazándome-.

Gabriel lo sabía, fue la persona que estuvo a mi lado todos los días desde mi vuelta. Me resistí, pero al final se lo termine contando ya que me quería llevar al hospital por cómo me veía. Desde entonces ha sido un gran apoyo en mis momentos de bajón, que lo fueron pocos.

- Igualmente Gabriel -dije abrazándolo- gracias por todo, eres un buen amigo-.

- No tienes que dármelas-dije cogiéndole le las mejillas- vuelve cuando quieras-.

Asentí. Sabía perfectamente que aquí tenía una segunda casa, un sitio al que refugiarme si todo se iba a la mierda.

- Bueno, me voy ya -dije agachándome para coger las bolsas- nos vamos a la vuelta-.

No me rompas de nuevoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora