Capitulo uno

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Capitulo uno.

El orgullo de un Alfa puro.


­­­­­­­­­­Taehyung cumplió los veinticinco años y tal parece que aún no desea tomar la posición de líder en su clan, bueno, su padre no se la concederá aún. Y no le molesta en absoluto.

—¿Tete molesto?— baja la vista, su pequeña primita lo observa con ojos asombrados, él niega lentamente con la cabeza antes de levantarla en brazos, pero esta se trepa rápidamente por su cuello y termina sentado en sus hombros, unos cuantos jalones de cabello hacen presencia, pero nada muy insoportable— Entonces vamos a pasear.

La idea de salir a caminar no le fascinaba, de nuevo estarían las miradas puestas sobre él, juzgando hasta sus simples pasos, su cabello rojo y sus ojos verdes que eran imposibles de ocultar incluso en su forma humana y no era que le molestase lucir tan imponente, pues de eso se trataba, de que su presencia era demasiado fuerte para los demás, pero si le causaba cierta incomodidad que a los demás les temblara todo el cuerpo con solo pronunciar un saludo.

Luego, si no era miedo, eran insinuaciones directas o, en el peor de los casos, se daban la libertad de preguntar acerca de su unión con los pumas y para ser honestos, Taehyung no tenía la más mínima idea sobre a que se referían, ni siquiera hablaba con ellos, su padre sí, pero él no tenía absolutamente nada que ver o tratar con los miembros de aquel clan. Arrugó la nariz y dejó a su primita recogerle el cabello mientras caminaban, crecía demasiado rápido y luego era víctima de los peinados extraños que la más pequeña le hacía.

—Tete es muy guapo.

—¿Tú crees? A mi parecer, tú eres mucho más guapa que yo.

—Pero todos dicen que tú eres muy guapo, así que lo eres— soltó una pequeña risa, alcanzando a divisar la casa de sus padres, les visitaría rápido aprovechando que estaba libre de deberes— papá dice que no debería salir mucho de casa porque en cualquier momento me presentaré.

—Tu papá está exagerando como siempre, aún te falta mucho, cumpliste cuatro hace tres días.

—Y creo que seré como mamá.

Mmm, yo no lo creo.

Aquellas palabras no fueron suyas, si no de su lobo. Taehyung podía hacer lo que pocos podían, comunicarse con su lobo, este le hablaba bastante, la conexión entre ambos era fuerte y por ello, conversar era algo posible que se volvió cotidiano después de los dieciséis años, no tenía mucho de lo que quejarse al respecto, su padre también podía hablar con su lobo y sabía también de uno que otro miembro del clan que poseía la misma habilidad.

El suyo era bastante orgulloso y se ofendía con facilidad si Taehyung no le cumplía alguna de sus demandas, cuando esto sucedía, no se manifestaba durante semanas hasta que se le pasara el enojo y su necesidad de mantenerse en contacto con Taehyung era enorme, por lo que su límite para aplicarle la ley del hielo era de, máximo, dos semanas.

Bajó a la niña de sus hombros y simplemente la cargó en brazos antes de entrar, tenía la llave porque su madre se lo había ordenado con la excusa de que en caso de alguna emergencia y de más, mientras que su padre, siempre honesto, le dijo que obviamente se debía a que tenía que ir a verlos seguido o su madre colapsaría extrañándolo. Así que allí estaba, cruzando la sala hasta la cocina donde ambos padres sonrieron al verle, sabía que era el día libre del líder, por lo que no es sorpresa encontrarlo en casa.

—Entonces nuestro ingrato hijo se digna a aparecer— la alfa le arrebata a la niña de los brazos, esta ríe contenta ante la atención que le dan— quiero creer que se debe a que duplicaste tus horas de entrenamiento.

The Alpha's Choice» KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora