Capítulo Treinta y Seis

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Capítulo treinta y seis.
Mudarse. Una nueva amiga.

—Minnie, ten cuidado, ve despacio, no hay prisa.

Jimin había regresado a su forma humana hace algunos días mientras Taehyung no estaba, él se había recriminado por no haber estado presente en el momento debido a su apretada agenda en el trabajo y Byul había tenido que golpearlo para que dejara de hacer berrinche por eso.

Y en ese momento, estaban mudándose a una casa más grande que Seokjin había mantenido reservada para cuando Taehyung tuviese su propia familia, al líder le gustaba tener a los suyos cerca, por lo que era una casa bastante amplia que estaba en los mismos terrenos que la propia y la de Namjoon. Eran tres casas que estaban en el clan, pero al mismo tiempo apartadas del resto, ventajas de ser la familia líder.

—Bul— la llamó Jungkook, luciendo su usual puchero y estirando los brazos para que esta le cargara— ¿De verdad ya no puedo compartir habitación con Minnie?

Suspiró, levantándole.

—No, mi amor, ya no se puede.

—¿Puedes dormir conmigo por un tiempo?

—Tal vez, lo pensaré.

Jungkook besó su mejilla y descansó la cabeza en el hueco entre su cuello y hombro, olfateandola, una costumbre suya que se tornó más frecuente el último tiempo debido a su esperada presentación, todos estaban expectantes, esperando que llegase el tiempo de Jungkook.

—¿Estás nerviosa?

Aún era extraño, no se acostumbraba a escuchar a su loba hablándole, incluso aunque soltaba pocas palabras, a veces nisiquiera una oración larga o completa, pero siempre le contestaba y se abría a sus deseos de querer fortalecer su lazo, su relación.

Ser amigas.

—Un poco. Llevo días con el mismo mal presentimiento que no me deja dormir.

—Las chicas del clan. Ellas ya se mudaron y no te han buscado o avisado.

Se sentó, lo único que faltaba por mover era el sofá más grande, ella se había encargado de empacar lo que podía manejar y el resto se lo dejó a los alfas Kim.

Y al pequeño Jimin que iba de un lado al otro siguiendo a Taehyung para ayudar.

—Sabes que nunca fuimos muy aceptadas allí— suspiró, acariciando el cabello de su cachorro, había caído profundamente dormido en sus brazos— y las pocas amigas que teníamos no eran tan cercanas.

—Habían algunas que sólo se comportaron amables con nosotras cuando Taehyung mostró interés.

Bufó, lo sabía.

—Ya no importa, tenemos a mejores personas que nos apoyan y aprecian sinceramente— le dijo, sabía que recuperarse era algo de ambas, así que Byul intentaba recordarle que ya no estarían solas nunca más— tenemos a Kel, ella es una gran mujer, también a nuestros hijos y un amor.

Observó la sortija en su dedo, habían firmado los papeles y estaban casados ante la ley, tal vez más adelante tendrían tiempo y oportunidad para realizar algo más simbólico como una ceremonia.

—Tienes razón, aún así— hablaba en susurros— lamento no haber podido protegernos a ambas en el pasado.

Byul no quería llorar, pero era un tanto sensible cuando de recordar se trataba.

—En ese caso, también debería disculparme contigo. Yo también debía protegerte, cuidarte.

Ella no respondió más.

—¿Qué sucede?— parpadeó, continuando con su tarea de rebanar algunas frutas para los niños— Siento tu tristeza desde hace unas horas

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—¿Qué sucede?— parpadeó, continuando con su tarea de rebanar algunas frutas para los niños— Siento tu tristeza desde hace unas horas.

Negó.

—Recordé algunas cosas, es todo— le abrazó desde atrás, su respiración chocando con su mejilla— ¿Ya lograste instalar el televisor?

—Por supuesto, ¿por qué crees que no hay niños correteando por toda la casa?— rió, si, había demasiada tranquilidad— no me gusta sentirte tan decaída. Te amo.

Volvió a reír.

—Siempre mejoras mi ánimo con tu cursilería— se secó las manos y giró para mirarle, perdiéndose en sus ojos— Yo también te amo, alfa cursi.

Se atrevió a besarle primero ella, conmoviendo su corazón pues pocas, contadas con los dedos de una mano eran las veces que Byul decidía dar el primer paso, el primer movimiento.

Apretó su cuerpo contra el suyo como si pudiesen estar más cerca de lo que ya estaban y Taehyung hizo del beso dulce de Byul, uno feroz y necesitado, la extrañaba todo el tiempo, todos los días y a cada instante que no la tenía a la vista, era doloroso simplemente no sentirla.

—Tae.

—¿Mm?

—¿Cuánto falta para...?— se mordió el labio, callando sus suspiros.

Y Jungkook llorando cortó el momento y la conversación. Taehyung detuvo sus besos y abrió los ojos emocionado, luego sonrió.

—Es hora.

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The Alpha's Choice» KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora