Capítulo 20.

1.8K 145 42
                                    

Mónica.
                                       
                   
Me encierro en mi habitación asustada y le pongo el seguro a la puerta. Esta noche no podré dormir en paz sino lo hago, porque en cualquier momento él puede entrar a mi habitación y vengarse de mí por lo que le hice, sobre todo por la manera en la que su padre reaccionó cuando él se lo contó.

                   
Termino de tomar una ducha, salgo del baño, me pongo mi pijama y me paro frente al espejo para trenzar mi cabello, empiezo a cepillarlo, es tan difícil darle forma. No me gusta lo ondulado que es. Hubiera deseado tenerlo igual de lacio que Anabel ¿Pero qué puedo hacer?

                   
Empiezo a trenzarlo y repentinamente se va la luz, quedando la habitación a oscuras. ¿Qué habrá sucedido? Aquí jamás se va la luz y no ocurren apagones.
Como puedo, doy pasos dentro de la habitación para salir tratando de no chocar con nada, pero no puedo ver ni mi propia sombra.

                   
De pronto unos brazos me rodean desde atrás por el cuello y ni siquiera tengo tiempo de reaccionar o gritar porque cubren mi boca muy fuerte.

                   
—Mmm —trato de gritar, pero no lo consigo. La persona me da la vuelta y aún cubriendo mi boca me empuja hacia atrás, mi espalda impacta contra algo duro. Una pared.

                   
¿Qué es esto? ¿Qué es lo que está pasando? Esto no me agrada.
Una mano baja a mi pierna y empieza a acariciarme. ¡Dios, van a violarme!—varias lágrimas se deslizan por mi rostro.

                   
La mano se aparta de mi pierna y tantea la pared detrás de mi. Toca el interruptor y la luz vuelve a la habitación, dejándome ver de quien se trata, quien es la persona que está apunto de abusar de mí y no me lo puedo creer. Es el joven Lucas y me mira con una enorme sonrisa en el rostro.

                   
—Vaya, no pretendía hacerte llorar, solo quería darte un sustito, pero no me esperaba que te pusieras a llorar.
Que ñoña eres.

                   
Quiero insultarlo, gritarle todo lo que se me pueda llegar a ocurrir y golpearlo con todas mis fuerzas, muero por arruinar ese perfecto rostro que tiene y borrar su linda sonrisa. No puedo creer que en este mundo existan personas tan crueles.

                   
—Voy a soltarte, pero no vayas a hacer ruido —empieza a apartar su mano poco a poco de mi boca hasta quitarla completamente.

                   
—Esto se lo contaré a su padre —doy unos pasos para irme, pero no llego muy lejos porque unas manos me detienen y otra vez me encuentro contra la pared con un brazo a cada lado, mientras que sus manos sujetan mis muñecas muy fuerte.

                   
—¿A dónde crees que vas? Si vas con papá y hablas te puede ir muy mal. No sabes con quien te estás metiendo, deberías de temerme porque soy la peor persona que vas a conocer en toda tu vida.

                   
De eso no hay duda. No creo que en este mundo exista alguien peor que él.

                   
Me pregunto como pudo entrar, estoy segura de haber puesto muy bien el seguro en la puerta.

                   
—¿Cómo logró...

                   
—¿Qué cómo logré entrar? —completa mi pregunta y ríe. —Esta es mi casa. Puedo entrar y salir de los lugares que se me vengan en gana.

                   
Él baja la cabeza enterrandola entre mi cuello, puedo sentir su respiración y el suave roce de sus labios allí provoca un escalofrío por todo mi cuerpo, haciendo que se me erize la piel.

Tú, eres mi perdición. #prettyawards1e #UniversalAwards2021#Donde viven las historias. Descúbrelo ahora