capítulo treinta

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VALEN

-Dani -lo moví-

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-Dani -lo moví-. Daniel, despertate -le toqué el brazo-. ¡Daniel! -le grité en el oído-.

Levantó la cabeza de sus brazos y me miró dormido, sonriéndome.

-¿Valen?

-Sí Dani, soy yo. Te quedaste dormido, compa.

-Uh, ¿Qué hora es?

-Ya casi va a ser la hora de la salida. Te perdiste la hora de educación física.

-Mejor para mi -festejó-. Gracias por despertarme.

-De nada, Danielin.

-Valen -entró mi tía al salón-. Oh, Ribba, ¿No tendría que estar en clase usted?

-Se sentía descompuesto tía, por eso vino acá -mentí al ver que Daniel había quedado en blanco-.

-Ah, ¿Llamaste a tus padres?

-No -dijo Dani-. Ya casi es la salida, por eso.

-Está bien -asintió-. Valen, acompañalo hasta su casa si no les molesta -dijo y se fue-.

-Bueno -me levanté de la silla-. Dale, vamos -estiré mi mano en su dirección, me agarró la mano y se levantó de la silla-.

-Me quedó el culo plano -se quejó-.

Imposible, pensé.

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