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Luego de subir una historia a Instagram me dediqué a mirar por la ventana. El día estaba nublado y había bastante gente por las calles. Los árboles estaban verdes y frondosos. Es linda la primavera.
Apoyé mi lado izquierdo de la cabeza en la ventana y me quedé por el resto del viaje mirando el asiento. Tenía sueño, había dormido mal.
-Hijo, llegamos -avisó mi papá, golpeándome suave la rodilla-.
Abrí mis ojos, que no sé cuando los cerré, y bajé del auto de un salto.
Saludé a mi papá y entré al colegio. Caminaba por los pasillos saludando a todos, con sonrisas, con "hola" o con un saludo de mano. Me gustaba llevarme bien con todos.
-¡Dani! -me gritó Mateo y me llevó hasta el baño. Cerró la puerta y se puso a saltar-.
-¿Qué carajos te pasa?
-Besé a Manu -dijo emocionado, contagiándome-.
-¿Posta? -pregunté sorprendido. Asintió-. ¿Y? ¿Te lo correspondió? -asintió con la cabeza-.
Empezamos a chillar y saltar. Me sentía muy feliz por Mateo, su crush de toda la vida le estaba dando bola. Bueno, en realidad, recién ahora Manuel se da cuenta de que Mateo está enamoradísimo de él.
Un poco lento.
-'Pera -dije al sentir como el teléfono me vibró-.
Lo saqué del bolsillo del pantalón y vi que un usuario desconocido había respondido mi historia. No le di importancia y guardé mi teléfono.
