capítulo treinta y tres

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Daniel llegó al parque en donde había quedado con Valentín, encontrándolo entre la multitud casi al segundo. No le gustaba admitirlo pero su humor subía cada vez que lo veía, tenía la necesidad de sonreír todo el tiempo solo por lo feliz que le ponía estar con él. Valentín se estaba volviendo alguien importante.

Y le daba miedo.

Daniel nunca había tenido una relación amorosa. Nada formal. Y era raro pensar de esa forma a Valentín, y lo peor de todo, es que no le disgustaba la idea.

Esperanzas tenía. Más que claro estaba que algo había.

-Ey Dani, pensé que no ibas a venir -dijo Valen parándose en frente suyo-.

-¿Por qué no vendría? -rió Dani y lo saludó con un beso en la mejilla. Valentín se encogió de hombros-. Sentémonos, estoy muy cansado -dijo agitado para después casi tirarse al piso-.

-¿Caminaste mucho?

-Algo así, igual es de exagerado. Mi estado físico está en la mierda.

-Claro, si te quedas dormido para las clases de educación física -lo molestó-.

-¿Me vas a recordar eso todo el tiempo?

-Las veces que sean necesarias, dormilón.

-¡Dormir es bueno!

-Sí, pero no en exceso.

-Al fin y al cabo es dormir, punto -dijo Dani y acostó en el césped, mirando las nubes-.

Por otro lado, Valentín todavía estaba sentado, con su cabeza recargada en su mano mirando a Daniel.

Era de otro mundo. No podía ser que sea tan lindo, tierno, amable y cariñoso al mismo tiempo. Algo malo tenía que tener.

Y lo más seguro es que lo tenga, pero Valentín no lo encontraba. O se negaba a encontrarlo.

Valentín no podía sacar el pensamiento de "Te gusta" de su cabeza.

¿Le gustaba?

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