capítulo sesenta y seis

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Hace una semana que Valentín se había ido. Daniel lo extrañaba a él y él a Daniel.

Hacer videollamadas y hablar todo el rato no les era suficiente.

-Hola Danielin -saludó sonriente Valentín-.

-Hola amor -dijo casi dormido-.

Eran las nueve de la mañana, demasiado temprano para ambos, solo que Valentín estaba acostumbrándose a levantarse temprano.

-Te vas a quedar dormido -canturreó mientras se servía café-.

Era una estrategia que usaba Valentín. Daniel odiaba darle la razón a la gente, entonces, cuando Valentín le decía eso, se despertaba.

-¿Qué decís? -preguntó yendo al baño-. Mira, estoy despierto -le sacó la lengua. Valentín rió-.

-Como digas -murmuró sentándose a desayunar-. ¿Cómo dormiste?

-Bastante bien, ¿Vos? -bajó a la cocina de su casa-. Casi me caigo -se carcajeó-. Es que tu hermosura me pone tontito -Valentín sonrió-.

-Dormí bien, un poco me costó por el vecino que hizo una fiesta parece.

-Hubieses ido.

-¿Sos tonto? Yo voy a esa fiesta y termino drogado y con cincuenta parejas -tomó de su café-. Además me cae mal.

-Y vos solo tenes una pareja -dijo Dani en broma. El ojiazul asintió-. Que malo que sos, deberías de llevarte bien con él al menos.

-¿Para qué? Si se la pasa diciendo cosas desubicadas. Ni en pedo -Daniel asintió-. ¿Que onda mi suegra?

-'Ta bien, ahora está durmiendo. Nos vimos una peli ayer.

-¿Cuál vieron?

-Ni idea, la puso ella y yo me metí -rió-. Bueno, me tengo que ir al trabajo este -hizo un puchero-.

-Que te vaya bien, amor.

-Igualmente -le tiró un beso-.

Al fin y al cabo no era tan difícil tener una relación a distancia.

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