capítulo sesenta y tres

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-¿Valen? -tocó la puerta del baño, Daniel-

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-¿Valen? -tocó la puerta del baño, Daniel-. ¿Puedo pasar?

Valentín secó sus lágrimas y siguió con el tutorial, escuchando el ruido de la puerta abrirse.

-¿Pasó algo? -preguntó Daniel abrazándolo por la espalda-.

-No -lo codeó para que lo suelte-. Tengo que curarme esto, soltame.

-Bueno, te ayudo.

-No, lo quiero hacer solo.

-Te explico así lo haces solo.

-Puedo con esto -señaló su celular-. Fuera -señaló la puerta-.

Daniel lo miró confundido.

-¿Qué pasa?

-No, nada -esquivó la mirada del más chico, ya sentía como las lágrimas se acumulaban-.

-Amor -le agarró la mano y lo dio vuelta-. No llores -lo abrazó, apoyando la cabeza de Valen en su pecho-.

-¿Qué hice mal? -sollozó-.

-¿Por qué preguntas eso, bebé? -preguntó acariciándole el pelo-.

-No me diste bola en todo el día -apretó la remera de Dani-. Y-Yo pensé que...-dejó de hablar-. Me duele, me duele la pierna -se sentó en el piso-.

-Valen, Valu -habló desesperado el más chico-. ¿Qué hago? ¿Llamo a la ambulancia?

-No -se secó las lágrimas-. Ayudame a curarla -señaló la herida de su pierna-. Ayudame a curarme -susurró-.

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