capítulo sesenta y cinco

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-Dani -habló en un tono de voz bajo, entrando a la habitación-

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-Dani -habló en un tono de voz bajo, entrando a la habitación-.

-Decime -bajó el volumen del televisor y se sentó en la cama, mirándolo-.

Valentín se sentó también.

-Estos días has estado muy metido en el celular, no hablábamos nada -hizo un puchero inconscientemente-. No es de tóxico, no me molesta que tengas amigos -aclaró-.

-Entiendo Valu -hizo una mueca-. Perdón, no me di cuenta de que te estaba ignorando, no lo hice con esa intención. Pasa que yo siempre fui bastante sociable y me llevaba bien con todos pero nunca tuve varios amigos, amigos en serio, y me emocioné con tener un amigo -explicó-. No me quiero excusar, ya se que estuve mal. Perdón.

Valen inclinó su cabeza hacia el lado derecho y sonrió, se estiró un poco y dejó un beso en los labios de su novio.

-No me ignores más, porfi -pidió abrazándolo por la cintura. Daniel asintió-.

-Perdón, perdón, en serio, perdón.

-Igual no quiero que dejes de hablar con él, es tu amigo, solo quiero que me des bola -dijo con voz tierna-.

-Me va a explotar el corazón de amor con vos -le dio un beso-. ¿Cuándo viajas?

Porque sí, todo muy lindo pero los trámites que tenía que hacer Valentín en su ciudad seguían estando. Tenía que ir.

-Mañana a primera hora -respondió triste-.

-Osea hoy a las seis.

-Claro, pero como son pasadas las doce..-Dani asintió-.

-No quiero que te vayas -lo abrazó fuerte-.

-Yo no quiero irme.

-¿Cuánto tiempo te vas? -Valen se encogió de hombros-.

-No lo sé, espero volver.

Osea que no lo tiene decidido, pensó Dani.

El timbre sonó y Dani se encontró con Mateo.

-Hey -saludó extrañado Ribba-. ¿Qué te trae por acá?

-El otro día les dije que necesitaba hablar con ustedes, en la heladería.

Otra vez esa culpabilidad.

-Ah, pasa, ya le digo a Valen.

Subió las escaleras y entró al cuarto, encontrándose con Valen mirando un dibujito.

-Que tierno que sos -se tiró encima de su novio, llenándole el rostro de besos-. Tierno, lindo, bueno, perfecto.

Las mejillas de Valentín tomaron un color rojo fuerte.

-V-Vos también -Dani sonrió, achinando sus ojitos-.

-Mateo está abajo -recordó-. Vamos -le agarró la mano, bajando así las escaleras-.

-Valen -saludó Mateo, el ojiazul saludó con un asentimiento de cabeza-. Bueno, vine acá para pedirles perdón. Un poco tarde, lo sé, me costó bastante darme cuenta de lo estúpido que estaba siendo. Me costó perder una amistad de años y al amor de mi vida -dijo triste-. Pero lo importante es que aprendí -sonrió-. Perdón Valen, no tendría que haberte tratado así, nunca quise escuchar tu parte de la historia, nunca quise creerte. Posta, perdón.

-No pasa nada Teo -dijo con una sonrisa Valen, se acercó al de rulos y lo abrazo-. No llores -pidió, sintiendo como Palacios empezaba a soltar lágrimas-.

-Les cagué tantas situaciones -sollozó-.

Aunque todos en esa sala sabían que lo que mas le dolía era perder a Manuel, estaba más que claro.

-Manu te ama -habló Dani-. Hablalo con él, a lo mejor vuelven a intentarlo -sonrió, Mateo asintió-.

-Gracias -se secó las lágrimas-. Perdón.

-No pasa nada, Teito -se acercó Dani, creando un abrazo de tres-.

5:05 AM;

-Valu -susurró Dani-. Valuu -lo movió-. Valen -le hizo cosquillas-.

-Ey, ey, ey -le pegó en las manos-. ¿Qué pasó? -preguntó con voz de dormido-.

-Ya son las cinco, amor -le acarició el rostro-. Tenemos que levantarnos.

-Yo me quiero quedar con vos -lo abrazó por la cintura y lo tiró encima de su cuerpo-. No me quiero despedir de vos, me niego.

Se quedaron un rato así, abrazados y en silencio. En esa situación, las palabras sobraban.

-Ya son las cinco y veinte -murmuró Valen con pesadez-.

-Dale, hay que levantarnos -se sentó Dani en la cama-.

[...]

El viento frío de la mañana les golpeaba en el rostro y la sensación de miedo los envolvía.

Ya eran las seis menos diez y estaban abrazados, dándose calor, dándose amor.

Ninguno sabía que iba a pasar en es viaje, después de ese viaje. Estaban llenos de incertidumbre.

-Danielin, pase lo que pase, quiero que sepas que te amo como nunca ame a nadie. Sos una persona muy importante para mi. Gracias por hacerme el pibe más feliz del mundo, gracias por dejarme ser parte de tu vida. Te amo mucho, más de lo que mis palabras pueden expresar.

Daniel sonrió mientras lloraba, Valentín estaba igual. El mayor envolvió con su brazo la cintura del menor y lo acercó, juntando sus labios con los de su novio.

Fue un beso mezclado con lágrimas. Un beso lleno de sentimientos; miedo, confusión, tristeza, pero sobretodo, amor.

Sus labios se despegaron y juntaron sus frentes, abrazados aún.

-No dejes que nadie más te diga Danielin, por favor -pidió en un susurro. Dani soltó una pequeña risa-.

-Te prometo que nadie va a ocupar tu lugar, tu lugar tan especial. Espero que volvamos a vernos, amor.

-Espero lo mismo, chiquito.

Y la voz de esa señora, anunciando que el micro en donde se iba Valentín, retumbó por toda la terminal. Llegando a los oídos de Valentín y Daniel.

-Abrazame -pidió Valentín-.

Dieron el segundo llamado y Valentín tuvo que correr hacia el micro.

No quería dejar todo esto atrás. No quería dejarlo atrás.

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