Capítulo 15

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Me tumbo en mi cama, despatarrada, en un pijama de chándal, tirantes y casi tres collares de papada

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Me tumbo en mi cama, despatarrada, en un pijama de chándal, tirantes y casi tres collares de papada.

Mood: no me apetece hacer nada.

Acabo de llegar de trabajar. Delante tengo la pantalla del teléfono. Sé que tengo que hablar con papá, y le hecho mucho de menos, pero no quiero.

Un mensaje de Estelle llega.

Estelle: zorra, que sepas que cuento los días para que me lleves a Las Vegas.

Pongo los ojos en blanco. Ahora le ha dado con Las Vegas. Parece ser que porque yo viva en el mismo estado donde esa ciudad se encuentra, significa que la conozco como la palma de mi mano. Que yo sea de Las Vegas no tiene nada que ver con esa afirmación, pero eso ella no lo sabe. Lleva dándome la tabarra con esto desde que decidimos que a final de mes vendría a casa, y ya solo quedan dos semanas.

Le respondo rápidamente y haciendo de tripas corazón, llamo a papá. Ya va siendo hora de que solucione las cosas, no puedo demorar esto mucho más tiempo.

Contesta al cuarto tono.

—¿Jacqueline?

—Hola, papá.

—Hola, cielo— contesta con voz distraída—, ¿qué tal?

Sonrío un poco. Siempre me pregunta lo mismo.

—Bien... ¿y tú? ¿Qué haces?

Se escuchan un par de ruidos en el otro lado de la línea, cosa que me extraña.

—Hoy me he animado a cocinar— exclama sin energía. Se le nota orgulloso. Mi sonrisa se amplía, entre apenada y contenta.

Papá lleva muchísimo tiempo sin ganas de hacer nada. Desde la muerte de mamá, hace ya casi doce años. Es algo que le tiene destrozado. Y no solo a él.

—¡Eso es genial! ¿Qué estás preparando?

—Bueno, estoy batiendo unos huevos, para hacer una tortilla... no es mucho, pero es algo— se corta de repente y escucho un grito—. La abuela te manda saludos, cielo.

—¿La abuela ha ido a visitarte de nuevo?— digo levantándome. Pongo el manos libres y me paseo por el cuarto para recoger mi desorden.

Me extraña que la abuela le haya visitado tanto en tan poco tiempo. El sonido de los huevos batiéndose inunda el fondo.

—Ya sabes, últimamente ando un poco despistado. A veces me olvido de tomar las pastillas.

El chico de las constelaciones en la espalda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora