Vuelve a ser lunes y Aileen está conmigo esta vez en las cajas. Hoy, como el resto de lunes del año, no hay ni un solo cliente a esta hora, y casi todos los empleados están de descanso, mientras mi compañera y yo cubrimos. En un principio Brittany estaría conmigo, pero como se encontraba mal por el embarazo, decidió pedirse el día libre. ¿La excusa? Dolores de regla. O al menos eso es lo que le ha dicho a Dylan esta mañana.
—Creo que deberían recortarnos la jornada—comenta Aileen. Su peinado son unos moños desenfadados y está vestida perfectamente arreglada. La miro de arriba a abajo y luego me veo a mi. Encuentra las siete diferencias.
—Habla con Cooper— digo, y sonrío, añadiendo :—. Sé que quieres.
Aprieta los labios y niega con la cabeza.
—No seas mala— me regaña, aunque las dos sabemos que tengo mucha razón.
—Digo la verdad. Yo no vendría a trabajar tan arreglada— abro la caja y empiezo a contar dinero, solo porque estoy muy aburrida.
Odio desperdiciar tiempo, pero en esta tienda eso es inevitable. Quien lo diría, sabiendo que desperdicio todo el tiempo que se me da.
—Mi chico y yo vamos a cenar después del trabajo— el comentario de Aileen me distrae demasiado.
Arrugo las cejas.
—¿Tienes novio?
—¡Claro que si! ¿De verdad creías que babearía por Cooper toda la vida?
Sinceramente, no me sorprende ni que lo admita.
Asiento y cierro la caja, me he aburrido de contar y ya no me apetece. Vuelvo a apilar mi barbilla en mi mano una vez más y mi teléfono suena. ¡Por fin algo que pueda distraerme un poco!
Es una llamada entrante. La pantalla reza en letras mayúsculas: PAPÁ.
Contesto.
—¿Hola?
—Jacqueline, cielo, ¿estas bien?
No cabe duda de que ese es mi padre. Siempre que hablamos me pregunta que tal me encuentro. Lo hacía cuando mamá murió, y lo sigue haciendo ahora.
Dibujo una sonrisa tensa y asiento aunque no puede verme.
—Sí. ¿Qué tal estás tú?— pregunto, y con una mirada de disculpa, me alejo de la caja a un lado de la tienda. Bajo un poco el tono de voz para que Aileen no me escuche al decir:—. ¿Te estás tomando la medicación?
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El chico de las constelaciones en la espalda
RomantizmJacqueline Clarke dejó la universidad el año pasado, y ahora su vida se ha vuelto un completo quebradero de cabeza: trabajar en la tienda; ayudar a Brittany con el embarazo y soportar a Dylan; y aprender a lidiar con el misterioso y guapo chico que...