Jacqueline Clarke dejó la universidad el año pasado, y ahora su vida se ha vuelto un completo quebradero de cabeza: trabajar en la tienda; ayudar a Brittany con el embarazo y soportar a Dylan; y aprender a lidiar con el misterioso y guapo chico que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Owen?
La voz me sale entrecortada. No lo entiendo. ¿Por qué diablos me está llamando? Me quedo tan sorprendida por que no soy capaz de decir nada coherente y el silencio se instala en la línea. Y encima soy tan tonta que hago la pregunta más obvia de todas. «Claro que es él» me grito a mi misma, «espabila y arregla la situación».
Lo intento, pero no sale nada bueno de ello.
—¿Eres tú?
Diría algo así como: y el premio a la pregunta más tonta del día es para... pero esa frase comienza a ser algo cliché.
—Eh...—le escucho, y me entra la risa entre los nervios que me invaden rápidamente y la tonta contestación que da a mi tonta pregunta—. Te dejaste la chaqueta en mi coche.
Me relajo por un momento, pero luego me tenso al instante. ¿Qué?
Mierda. La chaqueta.
Estaba convencida de que la había dejado en la cómoda de mi habitación, como hago siempre... me la había retirado durante el trayecto de vuelta, ¡estaba segurísima de que la había agarrado al salir!.
Me giro bruscamente y eso llama la atención de Brittany, que me observa, intrigada.
—¿Qué pasa?— susurra poniéndose de pie.
Niego con la cabeza y me encamino rápidamente a la habitación mientras escucho a Owen hablar.
—Jacqueline, ¿sigues ahí?
Me relamo los labios andando por el pasillo a toda prisa.
—Eh... sí. Sí. Perdona, creí que había recogido la chaqueta...— entro al cuarto como una bala y revuelvo la cómoda. Ni rastro de la chaqueta. Maldición—. Ahora veo que no
Él se ríe y escucho por el pasillo las pisadas de Brittany, que al parecer me ha seguido.
—Bueno— continuo, me siento en la cama y me paso un mano por el pelo. Estoy un poco alterada—. ¿Te viene bien que me pase un momento por tu casa a recogerla?
Brittany, quien ahora está apoyada en el marco de la puerta, alza las cejas a la vez que susurra todo el rato «¿quién es?». Levanto una mano para hacerla callar porque no le escucho bien, pero ella sigue.
—¿Ahora?— pregunta, su voz suena algo incrédula. Justamente eso me hace querer preguntar a mi.
—Claro, si no te molesta...pero, vamos, que si a ti no te viene bien, puedes mandármela por correo...
—No, no— me corta, su tono de voz ahora es de diversión—Me viene bien.
Nos quedamos un momento en silencio y noto como se me revuelve la tripa.
—Si no quieres venir, puedo llevarte la chaqueta en un momento— comenta—. Ya conozco la dirección y....
Se me congela la sangre de las venas. Alzo la mirada a Britt y la encuentro peinándose el pelo despreocupadamente. A mi cabeza vuelven las imágenes de estos dos días, ella llorando, yo contándole a Owen cosas tan... íntimas. Me muerdo el labio con arrepentimiento. No. No puedo dejar que se vean. No sin que me carcoma la culpa por dentro, más de lo que hace ya.