Capítulo 13

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Brittany entra como un huracán a mi habitación mientras estoy tachando el día en mi nuevo calendario de organización mensual

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Brittany entra como un huracán a mi habitación mientras estoy tachando el día en mi nuevo calendario de organización mensual.

Pego un saltito del susto y me giro como si me hubiesen pillado matando a alguien.

—¡Momento de relax!— entra gritando, agarra una almohada de mi cama y como si fuese lo normal me pega con ella en la cara, haciendo que se me caiga el rotulador.

¿Qué de qué?

—Au...—mascullo frotándome la cabeza. ¿Cómo puedo dormir con una almohada tan dura?

Se sienta en la cama y casi rebota.

—¡Llevamos todo el día trabajando! ¡Y hoy hemos salido pronto!

—Lo que se dice pronto es a las siete de la tarde—me quejo, recogiendo el rotulador.

—Ya, ya. Dylan ha salido, a si que vamos a aprovechar la tarde. Tarde de chicas— comenta decidida. Hasta asiente con convicción—, fiesta de pijamas.

Sonrío y me recojo el pelo en una coleta.

—¿Eres consciente de que ya somos mayores para estas cosas?— cuestiono ganándome una mala cara de su parte.

Otro almohadazo. La almohada vuelve a golpearme en la cara y como tenía la coleta floja, se deshace.

—Nunca eres lo suficientemente mayor para nada.

—Pero...

—Pero la que está embarazada soy yo. Hazme caso. Sé lo que hago— se lleva el dedo a los labios—. Y punto.

Asiento concediéndole la razón y dejo el rotulador al lado del calendario. El mes acaba de empezar y ya he apuntado fechas. Todas al final. Había planeado visitar a papá antes de que empiece diciembre, así que eso haré. Además, Estelle va a venir a pasar cuatro días a visitarme, porque necesita desconectarse de los exámenes.

—Esta bien, ¿qué propones?

—Poner música a todo trapo, pillar comida para picar y por último pero no menos importante, momento de confesiones.

Suelto una carcajada y me dejo caer a su lado. Me desplomó en la cama y mi pelo se desparrama por ella. Ya estoy vestida con el pijama y como hace ya frío me he puesto una chaqueta que le robé a papá la última vez que le visité. En mi defensa diré que estaba llena de pelotillas.

—¿Momento de confesiones?

Sonríe. Una sonrisa maquiavélica. Agh, no me gusta la cara que está poniendo...

El chico de las constelaciones en la espalda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora