Capítulo 23

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A veces me arrepiento mucho de hacer o decir cosas que no debo

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A veces me arrepiento mucho de hacer o decir cosas que no debo. A todos nos pasa, claramente no soy la excepción, pero supongo que todos nos comemos las ganas de solucionarlo todo para no perder nuestros últimos resquicios de dignidad.

También supongo que aunque me muera de ganas por llamar a Owen desde hace tres días, no debo hacerlo.

¿Me arrepiento de lo que hice?

Profundamente.

¿Volveré a ser yo la que se arrastre a su puerta a suplicar atención?

No.

He insistido en seguir hablando con él desde que nos conocimos. Casi siempre he sido yo quien retomaba el contacto y durante casi dos meses, que es el tiempo que llevamos con este tira y afloja, he tratado de todas formas conseguir llegar a algún punto.

No lo voy a negar.

Me gusta.

Me gusta mucho.

Es un chico que sabe escuchar y entender, y conectamos tan bien entre nosotros....

También supongo que esto todos lo sabemos, puesto que no he parado de repetirlo desde que me di cuenta.

Me gustaría poder parar de pensar que en lo que hice mal hace una semana, pero mi mente parece estar hecha para volver una y otra vez al momento en el que lo eché todo por la borda.

Y Owen tampoco parece querer llamarme, porque han pasado siete días y no he tenido ninguna clase de contacto con él.

Aileen pasa por mi lado y pone sus dedos en las comisuras de mis labios, tirando hacia arriba, como si pudiera fingir una sonrisa.

—Levanta esa cara, Jackie, que ya hemos acabado la jornada.

Ella tiene razón, debería estar contenta, cómo si tuviese algo guay que hacer. En realidad sí tengo planes. Britt se fue hace unas horas al médico y voy a pasar el rato a casa de Miles, que seguramente esté en el aparcamiento esperándome.

Agarro mi mochila en mi taquillero y la cargo a mi hombro.

—¿Cierras tú?— pregunto cansada.

—No te preocupes— dice sonriendo y menea su cabeza. Ojalá yo fuese tan vivaracha como ella—. Haz algo esta noche, ¿sí? Llevas toda la semana con mal aspecto.

Su recomendación hace que fuerce una sonrisa. No quiero ser desagradable.

—Claro. Pásatelo bien con Aaron.

Le saludo con la mano y ella me da un abrazo que le devuelvo con sorpresa antes de despedirnos. Al pasar por la puerta apago la luces de la sala de empleados. A Cooper se le ha olvidado apagarlas.

Cuando salgo fuera, lo veo. Miles está en el aparcamiento, casi en la misma plaza que Owen cuando vino a recogerme para nuestra pseudocita, y me recorre la tristeza otra vez. También está apoyado en el capó del coche, aunque no mira el cielo con ojos soñadores. Mira su teléfono hasta que se percata de que estoy observándole y levanta los ojos. Me sonríe mientras me acerco.

El chico de las constelaciones en la espalda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora