Capitulo siete.
Luego de comer y esperar por lo menos una hora a que Kyle decidiera dejar la maldita piscina de pelotas, fuimos a la enorme mansión Jones.
Mi amada familia actuó como si mi hermano volviera después de haber sido secuestrado y ni mi padre ni mi madre quisieron creer que nuestro acompañante no iba por elección mía sino de Kyle.
—Tu hermano jamás habría pedido andar con alguien como él —refutó mi madre lanzándole una mirada de desaprobación a Andrews, algo que él solo ignoró mientras esperaba por mí a unos pasos de la puerta.
No había dicho nada más desde que salimos del restaurante, solo vagas respuestas a las insistentes preguntas de Kyle sobre su vida y su relación conmigo. No sé si el pequeño estaba enterado de lo alto que hablaba mientras creía que yo no los escuchaba, pero claramente si lo hacía.
—Mamá, puedes creer lo que te de la puta gana, no me quita el sueño —le dije rodando los ojos y me volteé hacia mi hermano—. Adiós Kyle, otro día nos vemos.
Sacudí la mano en dirección a mi hermanito y empecé a caminar lejos de la puerta. Escuché las voces de mis padres murmurar lo molesto que les parecía mi vocabulario y mi acompañante hasta que estuve lo suficientemente lejos para no alcanzar a escucharlos.
Era la una de la tarde, ni siquiera habían pasado doce horas desde que salimos de la pocilga en medio de la nada cuando ya había tenido que contener mis ganas de asesinar a mis padres dos veces en el día.
Qué bonita mañana.
—Tus padres son insoportables, Lory —comentó Zero cuando llegué a su lado—. Tienes mis respetos por pasar tanto tiempo sin incendiar la casa con todos dentro.
—¿Quién dijo que no lo hice?
Empezamos a caminar a paso lento por la acera, pero e detuvo abruptamente al escucharme.
—¿Lo hiciste?
—Hay una pequeña posibilidad de haberlo intentado y haber sido pillada en el proceso. Es la maldición de tener empleados, no son capaces de mantener la jodida boca cerrada —expliqué divertida.
—Vaya, Lory, me sorprendes.
Le guiñé un ojo como respuesta mientras seguíamos caminando de vuelta al departamento. Ninguno dijo nada más en todo el trayecto allí, solo se escuchaban las voces del resto de personas que caminaban por nuestro lado y los motores de los autos que iban por la calle.
Mi mente volvió a ese momento con Zero en la mañana. No había llegado a ninguna conclusión real, solo que posiblemente había alucinado esos quince segundos por posibles drogas en la cerveza.
Cosa que no era para nada descabellada, esa casa olía a más drogas de las que he escuchado, probado o visto en toda mi vida. La idea de haber sido drogada sin saberlo no era del todo imposible.
Posible pero poco probable.
Mi cerebro estaba empeñado en no dejarme olvidar ningún detalle de esos segundos, minutos o lo que hubieran sido, la verdad no lo sabía. Estábamos tan cerca que su aliento caía sobre mis labios y tiraba hacia abajo de mi cabello, que estaba enredado entre sus dedos. La forma en que mis uñas se enterraban en su espalda por encima de su camiseta y como su mano se cerraba con fuerza sobre mi cuello.
La presión que se acumulaba en mi estómago y el poco control que tenía sobre mi cuerpo me causaban escalofríos mientras lo recordaba.
—Lory, abre la maldita puerta —la gruesa voz de Zero me hizo dar un respingo del susto y notar que, sin darme cuenta, ya estábamos frente a la puerta del local, y él esperaba a que yo abriera la puerta.
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Los Cero [Secretos y mentiras #1]©
Mystery / ThrillerCaos. Problemas. Explosiones inexplicables. Robos. Incendios provocados. ¿Todo esto tiene alguna razón? ¿Es lógico que suceda justo en un pueblo repleto de familias prestigiosas y adineradas? ¿Qué es lo que sucede en realidad? Son preguntas que tod...