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Capitulo cinco.

Cuando salí de la ducha honestamente sentía como si acabaran de echarme un balde de hielo encima. Sentir el agua cayendo por mi espalda y ver mi cabello goteando fue solo la confirmación de que toda la noche había sido real.

Significaba que realmente había tenido esa extraña conversación con Andrews.

Significaba que de verdad iba a dejar que ese loco me entrenara.

Significaba que todos estos años había existido una razón.

Significaba que, a pesar de no ser normal junto a mis creadores y toda persona con quien compartía ADN, no era tan diferente, solo no estaba en el lugar correcto.

Ugh, suenas a comercial de televisión.

Ya con ropa encima salí del baño y caminé a mi habitación. No quería ir a entrenar con Zero, eran las jodidas tres de la mañana, pero ya a esta hora tampoco iba a dormir y quedarme sola en la sala viendo algún programa de cocina no me iba a dar algo a quien golpear.

—¿Ya vienes? —preguntó la voz de Andrews desde la cocina.

Puse los ojos en blanco y caminé hasta él. Tal vez eso de la ducha había tomado más tiempo del que ambos habíamos pensado.

—Aquí estoy —informé apareciendo frente a él—. Y no estas ayudando con eso de querer arrancarte los ojos, esfuérzate más.

—Como digas. ¿Estás lista?

—¿A dónde demonios se supone que iremos un martes a las tres de la mañana? —tomé una manzana que mi madre me había obligado a comprar antes de salir de la mansión y le di un mordisco.

—Lory, no tienes que preocuparte por eso. Yo me encargo.

Puse los ojos en blanco y el respondió lanzándome un vaso de agua a la cara. Gracias a no sé qué fui más rápida que su inútil intento de fastidiarme y atrapé el vaso en el aire, justo antes de que lo poco que había en su interior empezara a caer.

Cuando lo tuve en mis manos noté que estaba vacío. Era solamente el cristal.

—¿Qué demonios haces? —gruñí poniendo el vaso en la mesa a mi lado.

—Pruebo tus reflejos —alzó los hombros restándole importancia como si de verdad no pasara nada.

Maldita vida, llevaba diecinueve años rodeada de personas que desaprobaban hasta la manera en que caminaba, pero jamás había estado con alguien que tuviese el don de sacarme de mis casillas con tanta facilidad.

Este tipo debía tener algún doctorado en irritar a la gente.

No necesitaba ver ese estúpido papel para saberlo.

—No lo tomes todo personal, Lory, ¿recuerdas? —me dio unos toquecitos en la frente y pasó por mi lado hasta la puerta—. Ahora vámonos, créeme que no quieres tener nada en tu estomago antes de lo que haremos, luego te invitaré una pizza.

—Mas vale que sea buena o tú y yo tendremos problemas —amenacé dejando la manzana a medio comer sobre el vaso de antes y saliendo del departamento detrás de él.

—Te encantará —dijo con un guiño.

¿Por qué estaba guiñándome?

No podía creer que hasta estaba preguntándomelo, era obvio que solo lo hacía para eso. Quería confundirme o molestarme, cualquiera de las dos claramente estaba bien para él.

Porque sí está loco. Y guapo también.

Ignoré las palabras de mi consciencia y caminé detrás de él hasta que salimos del local unos segundos después en completo silencio, pero no podía evitar preguntarme a donde iríamos o que pretendía que hiciéramos.

Los Cero [Secretos y mentiras #1]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora