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Capitulo treinta y uno.

LUKE.

Eso de la "normalidad" jamás había estado en mi diccionario a menos que habláramos de una mentira. Como bien lo había dicho Harley Queen una vez "Normal es lo que dice la secadora, personas como nosotros nunca seremos normales"

Y vaya que tenía razón.

Mi hermano y yo habíamos sido vendidos al nacer... ¿Por qué? Bueno, al parecer la coca y un par de cigarrillos valían lo mismo que nosotros, así que, desde que nacimos nada había sido normal. Luego, quienes nos habían comprado, decidieron que darnos en adopción era lo mejor y saltamos una y otra vez por hogares de paso, familias temporales y otras que supuestamente serían las definitivas, pero al parecer éramos demasiado problemáticos para ser tan pequeños y no aguantaban más de dos semanas con nosotros.

Luego de mucho tiempo, Luka y yo habíamos perdido toda esperanza de tener una familia a la cual causarle problemas y decidimos escapar de donde nos tenían. Corrimos y corrimos por mucho tiempo, cuando decidimos descansar entramos a una cabaña cercana y pasamos la noche. En la mañana una anciana nos dio comida y decidió llevarnos a no sé dónde.

Un hombre elegantemente arreglado nos recibió y dijo que viviríamos con él ¿su única condición? Muy simple, no podíamos hacer nada de lo que hacíamos normalmente.

Fue una sorpresa para nosotros, que toda nuestra vida supimos que no éramos como los otros, cuando aquel hombre nos habló de Los Cero y que todo indicaba que éramos como ellos. Al igual que él.

Pasó aún más tiempo, vivíamos con él, su nombre era Carl y siendo uno de nosotros, entraba y salía de donde quería cuando quería, además de ser jodidamente rico y tener más poder que el mismísimo presidente de cualquier país tercermundista. Luka y yo no nos sorprendimos cuando nos presentó unos papeles y actas de nacimiento que constataban que yo era un Cero y que Luka era lo más parecido a uno.

Él tenía unos minutos, muy pocos, de diferencia conmigo así que realmente no era un Cero, pero, al parecer, había desarrollado las mismas características que yo. Sus ojos, su necesidad de caos y los impulsos... no era un Cero de nacimiento, pero, a la vez, sí lo era.

—Es la primera vez que veo algo así y me sorprende —había dicho el hombre ese día—, se supone que eso es lo que nos diferencia; la hora exacta en la que nacemos, pero tu rompes eso... más o menos. Nunca serás como nosotros por completo, pero eres lo más cercano a cualquier Cero real.

Desde ahí todo fue puro entrenamiento, día y noche. Nuestra rutina era básicamente igual cada día: despertar, ducha, campo, tiro, infiltración, simulación, ducha de nuevo, comida, algo de cultura general y más entrenamiento.

Cuando aprendí a controlarme —que, por cierto, fue antes que Luka— fui a la preparatoria. Conocí gente normal, hacia cosas normales con ellos y luego volvía a casa con algunos objetos con los que no había salido.

Luka tardó más, ya que, al no ser un Cero, carecía de algunas habilidades y eso lo hacía aprender y manejarse de manera lenta... casi absurda según yo.

En algún momento decidió abandonar las prácticas y dar por hecho que no era como yo, empezó con el estúpido apodo de «defectito», llamándome así cada maldito segundo del día.

Desde eso todo pasó rápido.

Conocí a Z, armamos nuestro clan entre los tres, meses después murió Carl en medio de un robo con sus compañeros y la mansión del hombre quedó a mi nombre. Ammy se unió casi un año después y ya saben lo que eso desencadenó.

Ahora...

Ver a mi hermano, que ya había sido arrestado una vez por imbécil, siendo golpeado hasta casi perder la consciencia por la chica de mi mejor amigo no me causó ni un jodido ápice de conmoción.

Los Cero [Secretos y mentiras #1]©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora