Capitulo trece.
Él estaba bien.
Ya no iba a morir, por lo menos no en los próximos minutos o mientras yo estuviese ahí.
Tenía en mis manos la bala que le había dado, girándola y moviéndola dentro de un recipiente de metal mientras esperaba a que terminaran de suturar su piel y meter sangre en su cuerpo para reponer toda la que había perdido. El sol aún no salía, pero no sabía realmente qué hora era, afuera la noche seguía oscura y silenciosa.
Ojos Verdes había tenido un mini colapso cuando escuchó mi amenaza, pero se recompuso lo suficientemente rápido como para salvar la vida de Andrews antes de que fuera demasiado tarde.
Mi padre, por otro lado, estuvo de pie en la entrada de la casa por un rato hasta que decidí salir a deshacerme de él y con eso de otro problema.
—Deberías irte — le dije cuando asomé la cabeza por la puerta para encontrarlo ahí, de pie, con las manos en los bolsillos de su elegante pantalón de doscientos mil dólares.
Sus ojos encontraron los míos y dio unos pasos en mi dirección. Me mantuve junto a la puerta, lo suficientemente lejos de él y cerca de donde estaba el cuerpo de mi compañero.
—¿Cómo esta tu amigo? — preguntó, haciendo una mueca al decir la última palabra.
—Le están sacando la bala — informé al tiempo en que la expresión de Ojos Verdes cuando vio la herida —. No tardara en salir.
—Qué bueno.
—No finjas, papá, ya no importa — crucé mis brazos sobre el pecho, molesta.
Creí que tomaría sus cosas y se largaria, creí que diría algo como "mejor me voy, no tengo nada que hacer aquí" pero no fue lo que dijo.
—¿Qué es él para ti?
Su pregunta me tomo desprevenida y la seriedad que transmitían sus ojos al pronunciar cada silaba me dejo helada por unos segundos. ¿Qué clase de pregunta era esa?
En realidad, no tenía una respuesta a eso. ¿Qué era Zero Andrews para mí? Podía haber dicho que mi entrenador, la persona que estaba tan cerca de volverme loca como de matarme con sus golpes, pero... ¿Por qué demonios había algo que me decía, es más, que me gritaba, que no era solo eso?
—No te importa — obligue a mi garganta a expulsar esas tres palabras.
No tendría esa conversación con el idiota de mi padre, no haría las cosas que una adolescente normal hace con su padre. Esta es la vida real, y en la vida real no todo es color de rosa; la sangre dicta quienes son tus parientes por obligación, pero tú decides con quien estas. Ellos habían elegido sacarme de sus vidas perfectas desde el comienzo y yo estaba bien con eso.
—Lya, cariño, no hables así — su tono de reproche no pasaba desapercibido a pesar de sus intentos por ocultarlo —. Soy tu padre, a pesar de lo que piensas te quiero y quiero lo mejor para ti...
—Papá — lo detuve, dando un paso adelante —, paso de esos... sermones basura que llevas años intentando darme, no vas a hacer que nada cambie y no quiero que lo haga, así que, si me permites entrare a ver qué coño está pasando ahí adentro mientras que tú vuelves a la enorme mansión Jones y finges que nada de esto pasó ¿entiendes?
Hundió las cejas, confundido y molesto.
—¿Nada pasó, Lya?
—Escucha, Fred — deje caer mis manos untadas de sangre sobre sus hombros, manchando su carísimo traje —, no tengo cinco años y tu tienes como cincuenta, podemos fingir perfectamente que eso que viste esta noche fue nada, una ilusión, un mal sueño si así lo quieres... solo mantén el pico cerrado si no quieres verme en una tumba en las próximas semanas. O habla, y duerme con un ojo abierto mientras esperas la notificación de mi funeral.
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Los Cero [Secretos y mentiras #1]©
Misterio / SuspensoCaos. Problemas. Explosiones inexplicables. Robos. Incendios provocados. ¿Todo esto tiene alguna razón? ¿Es lógico que suceda justo en un pueblo repleto de familias prestigiosas y adineradas? ¿Qué es lo que sucede en realidad? Son preguntas que tod...