El amor del vikingo

Capítulo 1

1

La vida bajo el mar era apacible y tranquila, pero a la vez divertida.

Serenity, una de las hijas de Magnus y Marina, reyes de uno de los siete mares, era la más feliz y alegre de todo el océano. Intrépida, atrevida y aventurera, era una pequeña sirenita de diecinueve años, con los ojos de un fucsia profundo y cabellos púrpura oscuro, ondulados como las olas del mar y largos y su cola era de un color azul celeste muy claro.

Era la única hija del rey Magnus que todavía seguía soltera, pues sus hermanas ya estaban felizmente casadas con los sirenos de sus sueños; pero el hecho de que Serenity no se hubiera casado fue por decisión propia, pues quería disfrutar de la vida y divertirse; y de momento decidió no casarse por más que sus padres trataban de insistirle, presentándole a todos los príncipes y sirenos de los siete mares, pero ella no quería casarse con nadie, todavía.

De hecho, Magnus, en parte, agradecía que su hija no se casara, porque Serenity era su hija favorita y ahora que era la única que vivía con él, podía aceptarlo sin preocuparse de que las demás lo supieran y se enfadaran, aunque sus hermanas ya lo sabían que Serenity era la preferida y siempre le habían tenido algo de envidia.

Serenity era una muchacha muy simpática, ingenua, que se hacía querer por cualquiera y confiaba en todos. Era una chica que anhelaba saber y descubrir cosas nuevas, sobre todo y especialmente le encantaba la vida de los humanos y odiaba esa horrible regla de no subir a la superficie, porque decían que los humanos eran unos bárbaros asesinos que mataban a las sirenas y a cualquier pez que se encontraran, por eso, tenían prohibido salir a la superficie desde la muerte de Coral, la madre de Magnus y abuela de Serenity, que tuvo la mala suerte de ser asesinada por un bárbaro humano en la época en la que las sirenas, sentadas en una roca, emitían con su voz, su candoroso embrujo, osea, su canto para hechizar a los humanos.

Serenity se divertía jugando con su prima menor que ella, de dieciséis años, que todavía no se había casado y vivía con Serenity en el palacio de "Aquasea" del rey Magnus.

Gisela era su prima favorita porque eran inseparables desde muy pequeñas y ésta había vivido más con sus tíos y con Serenity y sus hermanas que con sus propios padres. Ella y Serenity eran más hermanas que primas y ahora que eran las dos las únicas que quedaban por casar, permanecían unidas aún más, pues ninguna de las dos querían casarse todavía.

Gisela tenía los ojos verdes y los cabellos largos, rubios y rizados como una caracola. La cola verde, pero no oscuro, sino en un tono muy suave a conjunto con sus preciosos ojos. Era una chica muy extrovertida, igual que su prima Serenity. Su único problema era que tendía siempre a meter la pata en algunas ocasiones, pero no lo hacía a propósito, ella era así, pero era una chica con la que no se podía estar seria, porque le arrancaba una sonrisa a cualquiera aun sin proponérselo, pues era muy graciosa. De personalidad era muy parecida a Serenity y tenían muchas cosas en común a parte de la simpatía que les caracterizaba a las dos, Gisela también compartía la misma pasión por el mundo de los humanos de Serenity, aunque era más prudente que su prima y a pesar de su carácter inmaduro, Gisela era más sensata que Serenity.

-Mira lo que he encontrado, Gisela... -le dijo Serenity a su prima enseñándole un objeto

-¡Guau! ¡qué bonito!... ¡cosas de humanos! ¡me encanta! -dijo con sus hermosos ojos verdes y brillantes -¿qué es? -preguntó parpadeando y confusa

-Espera, según este libro que encontré de los humanos, dice que es un... ¿yelmo? que nombre tan extraño... parece ser que se lo ponen en la cabeza, así... mira... -dijo poniéndose el casco en la cabeza y luego se lo quitó -¿y para qué servirá esto?... a ver... -dijo mirando el libro -según el libro es... un casco vikingo que forma parte de la armadura para protegerse en las batallas... ¡qué curioso! vikingo... ¿qué será un vikingo?