21
Antes de irse, Serenity, le había dejado una nota a los criados por si su prima o su sobrino preguntaban por ella, pues todos ya sabían que Serenity había sido una sirena y que por este motivo su familia lo era y ya conocían todos a Gisela y Jim. Así que cuando estos fueron a visitarla aquella tarde, cuando el barco ya zarpó con toda la tripulación masculina del clan Farney más Serenity incluida, uno de los niños vikingos, el pequeño Tomy, le dijo a Jim y a Gisela que Serenity se había ido con Ian en su drakkar a Dinamarca.
Entonces, Gisela y Jim fueron enseguida a buscarla.
Los días pasaban en el drakkar de Ian, Nill también volaba por el cielo siguiendo el barco y Serenity había pasado desapercibida sin ser descubierta.
-"Ian, no te vas a deshacer ni librar de mí nunca... ni mucho menos me vas a dejar aquí abandonada" -pensó Serenity
Pero... a la hora de la comida, Hank, vio algo extraño en un misteriosos muchacho, joven, que comía despacio y educadamente y eso en los vikingos era demasiado extraño ya que comían como animales, después se fijó mejor y detalladamente en ese supuesto muchacho y se dio cuenta de que portaba la armadura de Ian de cuando era sólo un niño pequeño, por lo tanto ese chico no podía ser otro que...
-"¡No puede ser! ¡ese muchacho es Serenity!" -pensó y se dio cuenta Hank enseguida
-¡Hank, viejo amigo! ¿qué hay? ¿alguna novedad? -preguntó Sven al ver al troll pálido -te has puesto más blanco que los cabellos del brujo Ulfkel -¿qué te pasa?
-Mira y dime que ese chico bajito de ahí no es Serenity... lleva la armadura de Ian, fíjate y mira como se comporta en la mesa... -le dijo el troll
-Me parece que estás mareado y teniendo alucinaciones, viejo... ¿cómo va a ser Serenity ese muchacho...? -respondió Sven
-Tú míralo y observa... -le dijo insistiéndole el troll
Sven obedeció y miró hacia el muchacho que Hank le señalaba.
-¡Sí, es ella! no hay ninguna duda... ¿pero cómo...? -preguntó Sven -tenemos que avisar a Ian de inmediato y dar la vuelta a Nidaros...
-¡No, espera! puede que sea buena idea que ella esté aquí... -dijo el troll
-¿Qué puede que sea buena idea? -preguntó extrañado el ex rey vikingo -¿cómo va a ser buena idea si vamos a luchar contra nuestros peores enemigos?... ¡Hank, podrían matarla si asaltan el barco!
-Eso no sucederá si tú te quedas en el drakkar vigilándola cuando vayamos a la batalla...
-¿Pero por qué quieres que ella esté aquí? -le preguntó interesado y con curiosidad Sven
-Porque puede que sean los últimos momentos que ella e Ian estén juntos... -le dijo el troll
Ian no sabía si era por el anillo que le dio a Serenity y el que llevaba él o por otra razón pero sentía a Serenity muy cerca de él, se sentía unido a ella gracias al anillo, pues al fin había contraído matrimonio con la mujer que amaba y estaba feliz, aunque le dolía terriblemente el corazón el hecho de tener que abandonarla y no volver a verla nunca más, porque estaría condenado y atado a llevarla para siempre en sus pensamientos y no olvidarla nunca. Sentir su dolorosa ausencia y volver a estar solo en la cama, separado de ella; odiaba esa sensación. Lo que no sabía ni podía imaginarse es que Serenity estaba más cerca de él de lo que pensaba.
-¿Qué hay, muchacho? -se acercó y se sentó al lado de la ya descubierta Serenity, Hank
Serenity tosió para disimular su dulce y hermosa voz de mujer y parecer y simular la de un hombre.
-Pues aquí, en este banquete... -contestó la muchacha con voz grave
-Claro... ¿es tu primera vez? -preguntó Hank
-¿Qué? -preguntó tan asombrada sin haber entendido bien la pregunta que se le olvidó hasta cambiar la voz
Hank sonrió.
-Quiero decir que si es la primera vez que vas a combatir en una guerra... -le respondió explicándole
-Ah, no... no, ya he luchado en otras... -mintió Serenity
-¿En serio? pues creo que no te conozco y no haberte visto nunca... -dijo Hank -además, eres muy joven...
-Bueno es que... está bien, sí es mi primera batalla... ¿tanto se me nota? -le preguntó la muchacha
-No te preocupes, mi niña... el rey Ian jamás permitiría que te mataran... ya sabes que él te protegerá con su vida, así que no te moverás ni saldrás del barco por ningún motivo ¿entendido? -le dijo Hank reconociendo y admitiendo que la había descubierto y se había dado cuenta de que era ella
-¿Qué? Hank tú...
-Sí, me di cuenta, Serenity, eres inconfundible e imposible de no reconocer...
-¿Vas a decírselo a Ian? por favor, no lo hagas... me llevará de regreso a Nidaros... y no quiero... yo quiero seguirle allá donde vaya... necesito estar a su lado... no quiero tener que pasar por lo mismo y no tenerle junto a mí otra vez... no quiero volver a perderlo...
Hank vio el anillo de Odín, el draupne, en el dedo de Serenity.
-Entiendo...
pero tranquila, no pensaba decírselo a Ian...
todavía...
-¿Cómo que todavía?
-A no ser que tú lo hagas...
Serenity tendrás que decírselo... tienes que decírselo antes de que te descubra por él mismo, porque si es así, entonces sí se enojará fuertemente contigo...
-¿A parte de ti lo sabe alguien más? -preguntó la chica
-Sólo Sven... así que no te preocupes... nadie lo sabrá antes que Ian... y ahora, termina de comer y ve a buscarlo...
Serenity asintió.
-Si quieres... yo puedo acompañarte y echarte una mano... te puedo ayudar y defender para que no sea muy duro ni brusco o severo contigo y no se enfade más de la cuenta... -le dijo el troll
-Gracias, Hank... -le agradeció la muchacha
Ian ahora estaba en el timón y en cuanto Serenity acabó de comer salió de la cabina, donde comían los guerreros, con Hank y Sven a cubierta.
-Quedaos un momento aquí... yo le diré a Ian que me deje manejar el timón para que venga hacia aquí... -dijo Sven
Y así, Sven dirigió el timón. Evidentemente, como se esperaba Ian bajó a cubierta y se acercó adonde estaba su dreng, Hank, el cual, ahora, estaba acompañado por un misterioso guerrero en miniatura.
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El amor del vikingo
FantasíaHistoria sacada de mi baúl de los recuerdos. Me la inventé de niña. Es una novela romántica. Un romance entre un vikingo con un ser muy especial. Hay batallas entre dioses nórdicos, vikingos, y todo tipo de seres mágicos. Pero sobre todo amor y roma...