Capítulo 8

414 14 0
                                    

8

La batalla entre los vikingos del clan Farney y los Bersecks ya había comenzado y estaba siendo todo un horroroso baño de sangre, una "lluvia de hachazos" y tajos de todo tipo. 

Serenity deseaba salir del barco e ir a ver qué estaba pasando a pesar del miedo que tenía y lo asustada que estaba, porque también estaba muy preocupada, pero Hank y Sven se lo impidieron porque estaría en peligro; además, si Serenity saliera del barco, Ian se enfurecería mucho, no sólo con ella, sino también con los vigilantes, es decir, ellos.

-¡Tranquila, niña! no te preocupes por Ian... es muy fuerte y nunca ha sido vencido... -la intentó tranquilizar Hank

-Sí, pero... tengo un mal presentimiento... -contestó Serenity

-Las mujeres y sus malos presentimientos... -dijo Sven -nunca están tranquilas, siempre inquietas...

-Si quieres, pequeña, voy a ver por qué tardan tanto... y así les presto mi ayuda si la requieren o me necesitan, si te quedas más tranquila... pero tú no puedes salir de aquí... los Bersecks son unos asesinos y si te ven te matarán... -le dijo Hank delicadamente

-Está bien... sí, por favor, no me moveré de aquí, pero ve a ver qué está pasando... -le pidió Serenity

-Sven... ¿de veras no tengo que preocuparme por lo que puedas hacerle a la muchacha? -le preguntó desconfiando de su amigo

-No, no te preocupes, no la voy a violar, si te refieres a eso... -le contestó Sven

-¿Seguro? -siguió desconfiando

-Sí, seguro... ¡anda, ve! yo me ocupo de la muchacha... -le aseguró Sven

-Más te vale... -le dijo en voz alta -oye, si algo malo, los dioses no lo quieran, llegara a pasarnos al rey y a mí en esta batalla, asume el mando... -le dijo Hank bajito al oído a Sven sin que Serenity se diera cuenta ni le escuchara (porque se asustaría más) como si éste también tuviera un mal presentimiento como la chica, pues sabía que si a Ian le ocurriera algo, éste dejaría al mando a Hank, que era el más cercano a él, por eso el troll pensó que en el caso de que le ocurriera algo a los dos, debería asignar a otro que mandara a la tripulación sobreviviente

Sven asintió.

-La cuidas ¿eh? -dijo Hank ya bajando del barco

-Sí, la cuidaré... confía en mí... -le contestó Sven

Cuando se quedaron los dos solos, Sven miró a Serenity y le dijo: -No te preocupes, niña, no te voy a tocar...

-¿Por qué habrías de hacerlo? -preguntó Serenity inocente

-Tienes razón... -le dijo con una sonrisa -"es demasiado ingenua e inocente, y tan delicada, vulnerable y frágil... que no me extraña que el rey quiera protegerla con su vida... quizá debería hacer yo lo mismo" -pensó Sven

Hank se acercó a la batalla, que era toda una masacre.

Los Bersecks que quedaban vivos se detenían e intentaban usar sus escudos mágicos contra los Farney. Los dos bandos; tanto los Farney como los Bersecks estaban expuestos a una incontenible tormenta de golpes y cuchilladas. La ciudad entera era pasto de las llamas.

El rey y líder de los Bersecks seguía vivo, y éste era quien había matado a los padres de Ian. Pero, el problema era que éste era el más poderoso de la tribu. Quizá Ian le ganara en fuerza, pero Hakon, el rey de los Bersecks, era muy poderoso; tenía enormes poderes y era el asesino más violento, brutal y sanguinario de todos; adoraba derramar la sangre de cualquiera que se le cruzara por delante, ya fuera enemigo o no, incluso había matado a muchos de su clan, estaba psicológicamente más perturbado que los demás de su estirpe y sobrepasaba con su conducta todos los límites del comportamiento civilizado, llevaba su comportamiento irracional hasta el último extremo y era capaz de enfurecerse repentinamente y emprenderla a cuchilladas al más mínimo insulto, pues poseía una ira explosiva.

El amor del vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora