10
A la mañana siguiente, Ian fue llevado inmediatamente junto con Hank y otros guerreros del Valhala al duro entrenamiento que le esperaba.
Aquel día fue llevado ante el dios Tyr*, dios al que había invocado ya muchas veces Ian para pedirle ayuda antes de enfrentarse a una batalla.
Y ahí comenzó sus entrenamientos, el mismísimo Tyr iba a ser su maestro y entrenador. Empezaron realizando un Druzhiny.
El primer oponente al que Ian se enfrentó fue un guerrero llamado Sturlung, que anteriormente había sido un príncipe de vikingos eslavo. Era algunos centímetros más bajo que Ian, pero también muy musculoso y fuerte. Tenía los ojos negros y cabellos pelirrojos y largos, acompañados de una también larga, roja y espesa, barba.
La lucha era bastante desigualada y desequilibrada a favor de Sturlung, pues éste estaba muy bien entrenado a pesar de que no era el más fuerte guerrero del Valhala.
Ian encajaba bien los golpes, pero Sturlung consiguió herirle.
-Cuando quieras puedes rendirte -le dijo Sturlung
-Yo nunca me rindo sin luchar -respondió Ian con sangre que le caía de la boca -además, me encanta tener un buen adversario... -agregó limpiándose la sangre y sonriendo
Sturlung también sonrió.
-Como tú quieras... -le respondió Sturlung volviéndole a atacar
Ian paró el puñetazo esta vez, pues era un combate cuerpo a cuerpo y sin armas.
Hank observaba la lucha y no se perdía el menor detalle, era una pelea muy interesante y él también tenía que entrenarse y luchar contra otros guerreros, así también se preparaba y mentalizaba viendo que eran capaces de hacer los guerreros del Valhala.
Los dos eran grandes luchadores, muy rápidos y ágiles, pero a Ian, aún le quedaba mucho por aprender, esto no era más que una prueba previa para ver como se desenvolvía en la batalla.
Finalmente, después de una lucha interminable en la que los dos oponentes habían resultado heridos, el vencedor acabó siendo el vikingo eslavo Sturlung.
-Ha sido un honor luchar contra ti, muchacho, peleas bien para haber acabado de llegar aquí... -le dijo Sturlung digna y honorablemente ayudando a Ian a ponerse de pie, ya que estaba tirado en el suelo
-Sí, lo mismo te digo... eres más fuerte que yo y me has vencido admirablemente y cuando me haya hecho más fuerte quiero la revancha... -le contestó Ian como buen perdedor
Sturlung sonrió.
-Esperaré ansiosamente que llegué ese día... -le respondió el príncipe eslavo
Ahora era el turno de Hank y mientras éste se preparaba para su primer combate con el gigante Athelstan, a Ian le esperaba su próxima contienda, que sería contra un enorme troll, Knut. Eran batallas continuas y sin descanso y se acababa mortalmente agotado, después al acabar el día, se descansaba y sería curado de todas las heridas.
En Nidaros, Serenity estaba en la orilla del mar pensativa.
-Gisela, mamá, papá, mis hermanas cuñados y sobrinos... ¡hasta Jim! -dijo sonriendo -me hacéis tanta falta y os echo tanto de menos a todos...
-¡Y nosotros a ti, tía! -apareció Jim desde el mar
-¡Jim! ¡Gisela! ¿pero qué estáis haciendo aquí? ¿cómo me habéis encontrado? -les preguntó Serenity muy asombrada
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El amor del vikingo
FantasíaHistoria sacada de mi baúl de los recuerdos. Me la inventé de niña. Es una novela romántica. Un romance entre un vikingo con un ser muy especial. Hay batallas entre dioses nórdicos, vikingos, y todo tipo de seres mágicos. Pero sobre todo amor y roma...