Capítulo 23

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23

Serenity estaba en cubierta mirando el horizonte por la borda. De repente, apareció su prima, que estaba siguiendo el barco.

-¡Gisela!

-¡Serenity! al fin te he encontrado... ¿no puedes para el barco?

-Me temo que no puede hacerse eso en medio del océano...

-Bueno, esté bien, pero es muy difícil hablar mientras nadas... -le dijo siguiendo el barco

-Espera... pediré que disminuyan la velocidad...

Ahora Hank estaba al timón.

-¡Hank! ¡baja la velocidad! -le gritó desde donde estaba para que la escuchara -mi prima nos está siguiendo... -le dijo al troll

El troll al escuchó y la obedeció, pues era su reina.

-Mucho mejor... ahora no tengo que ir nadando tan rápido... -dijo Gisela -¿Sven está por ahí?

-Sí, está por ahí hablando con Ian... -le contestó Serenity -mi esposo... -agregó enseñándole la alianza

-¡No! ¿te has casado con él? -le preguntó su prima aún sin podérselo creer

-Sí... ¿no te parece maravilloso? al fin estoy felizmente casada con el hombre al que amo...

-Me alegro mucho por ti, prima, te lo merecías... y ya era hora...

-Y tú ¿ya le dijiste a Sven lo que sentías por él? -le preguntó Serenity

-Sí, Sven y yo ya somos novios... -le dijo Gisela

-¡Eso es fantástico, prima! -se alegró Serenity

-¿Qué miras? ¿con quién estás hablando? -le preguntó Sven

-¡Qué calladito te lo tenías, bribón! -le dijo Serenity pegándole un codazo a Sven -pues estoy hablando con tu novia... mira abajo...

Sven miró abajo y allí estaba la sirenita de sus sueños.

-¡Hola, mi amor! -la saludó Sven

-¿Por qué no me avisaste de que te ibas?

-Lo siento, pero es que no tuve tiempo... tuve muchas cosas que hacer, como convocar y convencer a la tripulación para que acompañaran a Ian... -empezó a excusarse y explicarle Sven

Serenity se fue para dejarlos solos y buscar a Ian.

-Así que tu prima Gisela ha venido a vernos... -le dijo Ian

-Ajá... en realidad, creo que sólo venía a ver a Sven...

-Aún no me has contado como te convertiste en humana y por qué... -le dijo Ian para que el contara

-Porque siempre he sido una aficionada a los humanos, me encantan... y una vez deseé ser humana... así que lo conseguí, me dieron una poción que me dio piernas, pero no puedo decirte quien me la dio, porque lo prometí... -le explicó Serenity

Ian pensó por unos momentos en unas determinadas y específicas palabras que le dijo Odín antes de que él se regresara a Nidaros y que no había entendido hasta ahora, en este mismo momento, y fueron las siguientes palabras:

-"El gigante Aegir pudo haberte matado cuando fuiste prisionero de Ran... ¿pero sabes por qué no lo hizo?... porque yo se lo ordené... yo le ordené que no te hiciera daño por una razón de suma importancia, Ian Harshall... además, deberías de estarle agradecido porque de no ser por él no habrías conocido a la mujer que amas... yo te lo mandé porque estabas predestinado a enamorarte de esa sirena incluso desde antes de que nacieras..."

-A ver si lo adivino... ¿no fue por casualidad el gigante Aegir, verdad? -preguntó Ian

-Sí, fue él... ¿pero cómo lo has...?

-¿Sabido? muy fácil... me lo dijo Odín sin que yo me diera cuenta ni entendiera sus palabras... pero ahora sí... y no te preocupes por ese gigante, Odín jamás permitiría que te hiciera daño... y por supuesto, yo tampoco, eso no hay ni que decirlo...

Ahora era Serenity la que no entendía de qué estaba hablando Ian.

-Oye ¿y es cierto que las sirenas tenéis una voz preciosa?

-Sí, todas las sirenas cantamos... -le confirmó Serenity

-¿Y por qué nunca me has cantado? -le preguntó

-Porque si lo hubiera hecho te hubiera hechizado...

-Sí, lo sé, me lo dijo mi abuelo... -respondió Ian

De pronto, Ian se rió.

-¿Sabes? es gracioso... porque has acabado hechizándome igual... -dijo bromeando -vale, ahora en serio... ¿y de qué forma me habrías hechizado? ¿qué clase de hechizo? ¿qué me hubiera pasado?

-Te habrías enamorado perdidamente de mí... -contestó sencillamente Serenity

Ahora sí que Ian explotó de la risa en carcajadas.

-¡Ay, Serenity! pero si me he enamorado como un loco perdidamente de ti igualmente y ni siquiera me has cantado...

-Sí, pero no quería que te enamoraras de mí por el hechizo de mi voz... yo deseaba que me amaras por mí misma y no por estar hechizado... -le explicó Serenity

-Bueno, pues lo conseguiste, ahora ya es tarde porque ya me tienes hechizado y te amo... así que ya no podrá afectarme de ningún modo si ya estoy enamorado de ti... así que ahora ¿puedes cantarme? desearía escuchar tu voz... era una de mis sueños cuando era niño, poder conocer a una sirena y que me dedicara una canción sólo para mí...

-Me encantaría Ian, de verdad, pero si lo hiciera, hechizaría y se enamorarían de mí toda tu tripulación... -le dijo Serenity- y no creo que eso te haga mucha gracia... -añadió

-Oh, vaya... pues entonces, prefiero que no cantes...

-Claro que... también puedo cantarte cuando estemos los dos solos en un sitio donde no pueda oírme ni escucharme nadie más que tú... -sugirió Serenity

Ian se entristeció con esas palabras, porque pensó que eso nunca llegaría a pasar. Nunca podría estar a solas con Serenity porque pronto debía irse y desaparecer de su vida para no volverla a ver. Así que pensó que jamás podría escuchar cantar con su bella voz a Serenity.

-¡Me quiere! ¡ha dicho que me quiere! -gritó Sven eufórico -¡mi Gisela me ha dicho que me quiere! -gritó

Serenity empezó a reírse.

-¡Míralo que feliz! -dijo Serenity

-"Sí, y lo mejor de todo es que esos dos podrán estar juntos y no serán separados porque Sven no tiene la misión de salvar el mundo de los dioses de Asgard..." -pensó Ian sintiendo envidia de Sven

Los días pasaban e Ian y su tripulación ya habían llegado a Dinamarca. No había un solo día en que Ian no maldijera su suerte por tener que separarse de Serenity, y por eso no pasaba un día en que no hicieran el amor, pues Ian tenía que aprovechar ahora que estaba en Midgar junto a su mujer.

El drakkar de Ian, estaba anclado y escondido en Dinamarca, para no ser visto por los Bersecks.

Había llegado la hora de actuar y de acabar con todo. Ian estaba apunto, a sólo unos pasos de realizar al fin su venganza, pero a la vez, no quería hacerlo porque sabía que en cuánto hubiese acabado con los Bersecks no volvería a ver a Serenity, había pasado la noche haciéndole el amor hasta a que ésta, ya le dolía todo el cuerpo y lo tenía hinchado, estaba cansada y se hubo dormido, cansada de tanto desgaste de energías, a pesar de que parecía que Ian era insaciable e imposible de cansarse. Al dormirse Serenity, Ian, se la quedó viendo y contemplando por última vez antes de que tuviera que enfrentarse a los Bersecks.

-Te juro que nunca te voy a dejar de amar... nunca... -le susurró suavemente al oído y le apartó los cabellos que le molestaban en la cara.

El amor del vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora