Capítulo 22

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-No sé porque Sven me ha insistido tanto en que le dejara conducir el timón... -dijo Ian

Hank y Serenity se miraron. Hank le hizo a Serenity una señal con la cabeza para que se lo dijera.

-Ian, hay algo que... bueno, que este... "muchacho" quiere decirte... -comenzó Hank para ayudar a la chica -¡venga!

-Sí, pequeño muchacho... ¿qué ocurre?... ¿es tu primera vez y tienes miedo? -preguntó Ian

-Más o menos... -respondió Serenity recordando su primera vez cuando hizo el amor con Ian, al principio estaba asustada- majestad, lo que en realidad quería decirle es que... yo... mi rey, yo soy... su reina... -dijo quitándose el yelmo y descubriendo su larga caballera púrpura y pudiendo ver mejor sus ojos fucsias, que Ian ya había visto algo raro por los ojos, pero no se podía imaginar que aquel chico era su mujer

Ian se quedó en estado de shock, fue la primera vez que sintió miedo y se asustó en toda su vida, pero no temía por él ni por su vida, sino por la de Serenity.

-Ian... Ian, mi amor... ¿estás bien?... -le preguntó viendo lo pálido que se había puesto

Ian volvió en sí.

-¿Cómo has podido? Serenity, ¿cómo se te ha ocurrido colarte aquí? -le preguntó enfadado

-Ian, no seas muy duro con ella, los dos sabemos por qué lo ha hecho... -intervino para defenderla Hank

-¿Y a ti, Ian Harshall, cómo se te ha ocurrido abandonar a tu esposa? -se defendió ella misma contraatacándole con sus mismas armas

-Mi amor, ¿es que no lo entiendes? ¡podrías estar en peligro! ¡Esos bárbaros asesinos podrían matarte! claro que yo jamás lo permitiría, pero no quiero arriesgarte...

-¡Muy bien, sí, podrían matarme! ¡pero prefiero mil veces morir contigo, que vivir miles de años sin estar a tu lado!

A Ian le encantó escuchar esas palabras porque le decían que lo amaba y se había alegrado de verla ahí, tan cerca de él... pero aún así temía, tenía miedo de que pudieran hacerle daño...

-Serenity ¿estás loca? yo no quiero que mueras... y menos por mi culpa y si yo puedo impedirlo...

-¡Sí, Ian, tienes razón, estoy loca! ¡pero por ti! ¿es que no lo entiendes? te amo demasiado como para renunciar a ti, te perdí una vez... no quiero ni pienso volver a perderte, eso te lo aseguro -dijo la chica tercamente mirando a los ojos a su marido -¡y no voy a moverme de aquí! así que no te voy a dejar dar la vuelta para mandarme de regreso a casa... y me da igual que te enfades conmigo y lo que digas...

Ian negó con la cabeza ante la testarudez y terquedad de su esposa.

-Serenity ¡qué tonta eres! -dijo besándola ansiosa y ávidamente -¡eres una tonta! -le volvió a decir, repitiéndoselo, pero no podía dejar de besarla por todos lados de la cara

Hank se fue en cuanto Ian la besó, para dejarlos solos, pues sabía que Ian ya era feliz.

-¿Es que no sabes que si algo llegara a ocurrirte me moriré contigo? -le preguntó Ian

-Sí, pues lo mismo te digo yo a ti... -le dijo Serenity -Ian, estoy hablando en serio, no quiero volver a separarme de ti... no soportaría pasar otra vez por el mismo dolor de no estar junto a ti, me rompes el corazón con tu ausencia...

Ian suspiró vencido.

-Pero te quedarás en el barco con Sven, él te cuidará durante la lucha, ¡ya no te lo pido, te prohíbo que salgas de aquí! ¿me has oído?

El amor del vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora