Capítulo 7

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El "New Dark Viking's Power" permanecía anclado en Dinamarca, mientras Ian y sus hombres decidían la táctica de ataque que iban a emplear en esta ocasión.

Serenity ya había pasado unos días con Ian y su tripulación en su drakkar y le asustaba más la guerra que lo que podían o iban a hacer con ella esos salvajes y violentos vikingos.

-Así que vais a atacar este lugar... -dijo Serenity -¿por qué? -preguntó

-No quiero ser grosero ni rudo contigo, preciosa, pero será mejor que no te entrometas en este asunto, así que te pido por favor que te mantengas al margen ¿vale? -le dijo Ian lo más educada y dulcemente que pudo, aunque la rabia y la ira le corrían por su sangre y le carcomían por dentro debido a que sentía muy cerca a los Bersecks, sus enemigos y asesinos de sus padres -no te muevas de aquí hasta que yo te lo diga, linda...

-Claro... -aceptó Serenity -sois vikingos y os dedicáis a esto, a saquear pueblos y ciudades... y matar gente... -dijo porque gracias a su libro, del cual no se separaba, sabía detalladamente que hacían los vikingos, pero aún así no estaba asustada de ellos -y yo no quiero ni tengo que meterme en vuestros asuntos... así que por eso no te preocupes, que no voy a entrometerme...

Ian le dedicó una sonrisa a Serenity que la hizo estremecerse y parpadear varias veces seguidas, pues le había impactado y sintió una mezcla de sensaciones y sentimientos revueltos como un torbellino de emociones; era una sonrisa maravillosa y espectacular que le encantó y la dejó petrificada, pues nunca había visto una sonrisa igual, era hermosa y sensual y la dejó encandilada, pero a la vez pudo sentir que a aquel hombre algo le atormentaba y le entristecía por dentro y que sentía un terrible odio y desprecio por la vida y una enorme sed de venganza hacia sus enemigos, pero Serenity evidentemente desconocía el motivo. Y esa sed de venganza que Serenity había percibido por parte y a través de la sonrisa de Ian, le puso la carne de gallina y sintió un escalofrío que le había penetrado por todo su cuerpo; la asustó, sintió mucho miedo de él, a pesar de la atracción física que ya empezó a sentir por ese humano y se había fijado en él desde el principio y le había gustado desde la primera vez que lo vio y liberó de su celda en la mansión de Ran, claro que él no sabía ni podía imaginarse que ella lo había rescatado de las garras de aquella malvada diosa.

Ian y sus hombres decidieron que ya era la hora de atacar, pues ya tenían todo planeado. Por supuesto, Ian le pidió a Serenity que se quedara en el barco y no se moviera de ahí bajo ningún concepto, pasara lo que pasara y oyera lo que oyera. Serenity lo obedeció, pues ahora estaba demasiado asustada como para poder desobedecerle.

Ian sabía que le esperaba una dura guerra y extremadamente larga batalla, la más terrible de todas por las que había pasado, porque se trataba de luchar con los enemigos más fuertes que conocía por el momento. Había averiguado que los Bersecks estaban ahí y no iba a parar para descansar hasta haberlos aniquilado, destruido y acabado con ellos.

Ian se puso su reluciente y más dura y fuerte armadura.

El casco que protegía la cabeza de Ian era dorado y estaba cubierto con piedras preciosas incrustadas y estaba forjado de tal cualidad que resultaba imposible romperlo, su cota de malla de tres capas era del más duro acero que existía y brillaba como la plata, tenía una lanza con amplias lengüetas, cincelada y bellísimamente gravada, pero también tenía otras muchas lanzas como "lanzas tipo pica", "lanzas con alas" para facilitar la extracción de huesos en la caza, lanzas de cuchilla ancha con decoraciones rúnicas y con los diseños típicos y habituales escandinavos.

El amor del vikingoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora