𝙈𝙔 𝙎𝙒𝘼𝙔 𝘽𝙊𝙔𝙎; 𝖩𝗈𝗌𝗁 𝖱𝗂𝖼𝗁𝖺𝗋𝖽𝗌 ✓ ᵗᵉʳᵐⁱⁿᵃᵈᵃ

No un sueño

Josh's POV

Me senté bajo el agua de la ducha, que caía sobre mis hombros, y parecía insonorizar el resto del universo a mi alrededor.

Llevaba la ropa puesta. Ni siquiera me moleste en sacar algunas cosas insignificantes de mis bolsillos.

Sentía que nada me importaba. Solo quería permanecer con los ojos cerrados bajo el agua tibia que la ducha desprendía sobre mi.

Y olvidar. Olvidar todo.

Los sentimientos.

Los amigos.

A ella.

Deseaba olvidarlo lo todo. Hasta donde había llegado, con millones de personas que de alguna manera me amaban, me sentía solo, insuficiente, terriblemente abatido. Porque la única persona que podía cambiar ese sentimiento había salido de mi habitación hacía escasos minutos.

Así que decidí afrontar que no volvería.

Ni siquiera podía llorar, no me quedaban lágrimas. Mis ojos dolían escocidos, y mi nariz goteaba rojiza. Mi vista estaba perdida, mirando un punto fijo en la pared que rodeaba la bañera.

Tampoco en aquel momento podía dejar de pensar en ella. Quedaba una pizca de falsa esperanza que ella apareciera y me salvase.

Maldito iluso.

Deseaba desaparecer. Nunca haber existido. Irme, sin más, y que todos mis errores fuesen borrados de los recuerdos de todo el mundo. Que mis amigos nunca lo hubieran sido, que mis fans nunca hubieran sabido de mi existencia, que ella nunca hubiera cruzado miradas conmigo. Todo el mundo estaría mejor sin mi.

¿Y si muero?¿A quien le iba a importar?

Llegados a este punto; a nadie.

No me gustaba mi vida. Lo había arruinado todo. Tuve que enamorarme de una persona que no jamás me querría de vuelta.

Deseaba amar a alguien, y lo conseguí, pero quizá el universo, una vez más, quiso que las cosas no fueran bien.

La necesitaba. Para respirar. Para vivir.

Y tocaron a la puerta. Cerré la manilla de la ducha, y el agua dejó de caer, me mantuve en silencio. Esperando que la persona que se encontrara a las afueras se marchara, y pasados los segundos, los golpes cesaron.

Pero cuando pensaba que podía volver a mi desconsolada soledad, los golpes volvieron a irrumpir, una y otra, y otra vez.

Seguí ignorándolos. No me sentía con las fuerzas como para levantarme, y hablar con alguien sin romper en llanto al instante.

Pero, mi corazón se aceleró al escuchar aquellas súplicas desesperadas a lo lejos.

—Déjame entrar, Josh—suplicó en un sollozo—por favor—su voz sonaba débil, temblorosa y rota—. Necesito que me dejes entrar, Richards. No sé qué estarás haciendo ahí dentro, pero me aterra pensar en todas las opciones de lo que podría pasarte...

Un silencio en el que podía escucharla sollozar ahogada se hizo presente. Paralizándome.

—Se un puto hombre y abre la puerta—golpeó esta con rabia, mientras lloraba—, quiero hablar contigo, y si no me das la oportunidad de hacerlo ahora, tengo un avión esperándome para volver a casa, sin ti, y ya no podrás volver a verme. Así que por favor—insistió—ábreme la puerta.