El cumpleaños de Kirishima

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Mizu: ¿Cómo es que tienen cumpleaños tan seguidos? Pasado mañana es el cumpleaños del Oso y casualmente tengo algo atrasado para él. Se lo haré mañana.

Hiyori: ¡Feliz cumpleaños, papá! —gritó soplando un espantasuegras (¿Quién le puso ese nombre?)

Mizu: Hiyo me ayudó a hacer la comida.

Hiyori: ¡Y el pastel! —mencionó orgullosa.

Mizu: Sí. Y es muy buena cocinera.

Kirishima: Lo sé, mi hija es la mejor —le acarició la cabeza —. ¿Y Takafumi?

Hiyori: ¡Oh! Es parte de tu regalo.

Mizu: Será nuestro... Bueno, su camarero. Hiyo estaba de acuerdo con que usará en traje de maid, pero no quiso, no quiso y no quiso. Así que le busque uno como el de Sebastián, con un toque especial. Ya que le tengo algo peor así que usaré mis amenazas para entonces.

Kirishima: Me estás preocupando.

Mizu: ¡No, no! Es tu cumpleaños, no deberías tener preocupaciones. Te puedo jurar que hasta estarás de acuerdo con lo que haremos.

Hiyori: Confía en nosotras, papá.

Kirishima: Confío en ti, en ella...

Mizu: Sí, sí, soy terrible. ¡Yokozawa, trae la carne!

Yokozawa: ¡¿Por qué no vienen ustedes?! —gritó desde la otra habitación.

Mizu: ¡Los camareros van a donde están los clientes, no al revés! —respondí sentándome en el sofá —¿Algún más escuchó el gruñido?

Kirishima: Sí —responde sentándose en el mismo sillón, junto a Hiyori.

Yokozawa apareció con una bandeja llena de aperitivos. Vestía un traje elegante, a excepción de las orejas y la cola de oso.

Mizu: Le queda —comenté.

Hiyori: Te ves muy guapo Onii-chan.

Kirishima: Muy atractivo.

Yokozawa: ¡Sólo cállense y coman! —Nos acerco la charola y con gusto agarramos un par de bocadillos.

Kirishima: Está muy bueno.

Mizu: Ya sabemos que te encanta la carne de Yokozawa.

Hiyori: Es que Onii-chan cocina muy bien.

Mizu: Tal parece que aún no llegas allí, Hiyori.

Hiyori: ¿A dónde?

Yokozawa: Nada. Cortemos el pastel para poder irnos. Se supone que los cumpleaños de pasan con la familia —claramente me estaba diciendo que no debería estar aquí. Pero aún no sabe que de aquí no saldrá.

Nos acercamos a la mesa y después de cantarle al cumpleañero, cada uno comió un trozo de pastel de chocolate. Yokozawa siguió con su papel de camarero, recogiendo la mesa y lavando los platos; cosa que le agradezco. No quiero volver a ver mi cocina como en San Valentín.

Yokozawa: Bien, nos vamos —se dirigió a la puerta para irse, dándose cuenta de que ésta no se podía abrir —¡Hey! ¡¿Por qué está con llave?!

Mizu: Porque se quedarán hasta el viernes por la noche.

Yokozawa: ¡Ni de broma! ¡Déjanos salir!

Mizu: No. Me da mucha flojera volver a traerlos. Se quedarán aquí y punto final. Usen la habitación a la que ya habían entrado para, ya saben cuál reto. Hiyo se quedará conmigo —La cargué y nos lleve rápidamente, a mi habitación, cerrándola con llave.

Yokozawa: ¡Abre la puerta! ¡Ninguno de los tres nos quedaremos en tu casa!

Mizu: ¡Les recomiendo que se vayan a su cuarto y no salgan! —Silbé, y del otro lado se empezaron a escuchar gruñidos.

Hiyori: Onii-chan está molesto.

Mizu: Ese no es tu Onii-chan, Hiyori —del otro lado se escucharon los gritos de los mayores, una carrera y un portazo.

Abrí la puerta de entrada, dejando que el cuarteto lobezno entrara a mi habitación.

Hiyori: ¡Son tan lindos! —exclamó abrazando a Helios. Hécate, Meniscos y Pandia, se acercaron a ella para también recibir mimos de parte de la menor.

Mizu: Que celosos son. Hora de dormir, a su habitación —Empecé a abrir la puerta, pero Hiyo me detuvo.

Hiyori: ¡¿Pueden quedarse a dormir con nosotras?!

Mizu: ¿Qué? ¡Claro que no! Sueltan mucho pelo. Después tendré que quitar... —dejé de hablar cuando esos cinco empezaron a hacerme ojitos de cachorro —Dormirán contigo y no te quejes si te despiertas con comezón.

Hiyori: ¡Hecho! Vamos —Se quitó los zapatos y subió, junto con los cuatro lobos, a su cama temporal —. Descansa —Cerró sus ojos y no pasó mucho antes de que se durmiera.

Mizu: No los volveré a dejar ir solos al bosque. Comen como unos condenados. Están muy grandes —Acaricié el estómago de Hécate y ella movió la cabeza, recostandola en el estómago de Hiyo; quien soltó el aire —. Ojalá no la maten. Que descansen —me fui a mi propia cama.

»Antes de despedirme, quería aclarar algo, ya que mi editora estaba descontenta: Les había dicho que los cumpleaños los dejaría de hacer largos. Lo he intentado desde el cumpleaños de Akihiko y ya ven como me fue. Por eso es que los últimos dos han sido tan cortos, y este debía ser igual. Me cansa demasiado pensar en algo para todos, por eso dije que la torta, las felicidades y ya. También porque solo me importaban los cumpleaños de mis padres, pero eso ya lo saben todos.

»En fin. Espero que entiendan esto de los cumpleaños, yo ya me despido. Nos leemos luego, bye.

¿Verdad, Reto o Castigo? Sekai-ichi Hatsukoi & Junjō RománticaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora