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Zayn movía lentamente sus labios sobre los míos. Dios, esto era como una especie de droga. Le seguí el beso a los pocos segundos, saboreando cada centímetro. Dejó una mano en mi barbilla y colocó la otra en mi cadera, acercándome más a él.

Se separó de mí unos segundos y una sonrisa se deslizó en su cara. Mi corazón comenzó a latir acelerado tan solo por esa mirada avellana conectándose con la mía. Sentí como mis piernas flaqueaban, por lo que agradecí infinitamente a la pared que me servía de apoyo.

—¿Que te pareció? —susurró, acariciando mi mejilla con delicadeza. Su tacto me producia un zoológico en el estómago.

Fue mi turno de sonreír.

—Hermoso —respondí sin dejar de ver sus ojos.

Me soltó delicadamente y me guiñó un ojo. Se dio la vuelta y entró a la sala de placas.

Un momento, ¿qué acababa de suceder? Había besado a Zayn… Un hombre que apenas conozco hace unos días, y es que tampoco lo conocía bien. ¿Qué pasa si resultaba que también era un violador? ¿O que en realidad traficaba droga?

Pero ninguna me hacia desconfiar en Zayn. Ya me había dicho que entró aquí por robo, jamás por hacer algo muy fuera de la ley. Además, yo había asesinado a sangre fría a dos personas. Y no había nada peor que quitarles la vida a dos personas.

Dejé mis pensamientos a un lado y volví a entrar a la calurosa habitación. Se habían agregado un par de hombres al trabajo, los cuales parecían intimidar un poco a Zayn por los enormes músculos en sus brazos.

El tan solo verlo ahí me produjo un calor en las mejillas. Me pasé la lengua por los labios instintivamente, recordando el sabor de sus labios: tabaco y dentífrico.

Caminé hacia ellos y volví a trabajar con la palanca, procurando no hacerme más ampollas. Aunque si con eso volvíamos a la enfermería y luego pasaba otra vez lo que paso…

Escuché un chiflido, el cual me saco de mis pensamientos, y simplemente rodé los ojos. Hombres. A los pocos segundos unos nuevos chiflidos fueron emitidos, pero esta vez mas fuertes. Me di la vuelta enojada y levanté una ceja.

—¿Se puede saber qué diablos quieren? —les pregunté sonando lo más tranquila posible.

—Tienes unos hermosos ojos, preciosa —dijo uno mirándome fijamente.

—Y ese cuerpo —agregó otro mordiéndose el labio inferior.

—Y ese trase…

—Cállense —gruñó Zayn mirando enojado los tres hombres, los cuales voltearon a verle—. Es mía.

Sentí un aleteo de mariposas en mi estomago cuando el pronunció esas palabras. Mía. Me hacía sentir especial. Sonreí.

—Sabía que Malik tenía una chica por aquí, pero jamás me la imaginé tan buena —me dio una mirada a mi cuerpo que me hizo sentir sucia.

—Sí, sí. Ahora cállense —espetó volviendo a trabajar.

—Oh, vamos amigo. Si tu no le prestas atención, yo la quiero.

Sus últimas palabras me dejaron heladas. Miles de pensamientos asquerosos cruzaron por mi mente, provocando que tuviera ganas de vomitar. Aquí las mujeres eran como muñecas. Y los hombres hacían cualquier cosa con una muñeca.

Zayn levantó rápidamente la mirada hacia él con asco.

—No te atrevas a tocarla —murmuró entre dientes. Apretó las herramientas con fuerza y le lanzó una mirada asesina. Además, sus ojos se habían oscurecido hasta convertirse en negro ceniza.

—¿Ya has marcado tu territorio?

—¿Que estás diciendo? —le preguntó.

—Que si ya te la has follado, Malik. ¿Ya le diste?

Ambos nos habíamos quedado con la boca abierta. Sentí mi boca secarse y las ganas de vomitar regresaron. ¿Es que aquí se… marcaban a las mujeres teniendo sexo sucio con ellas?

Zayn se lo quedó mirando unos segundos. Luego me miró a mí y otra vez a él.

—No, pero…

—Entonces no es tuya —lo interrumpió. Me miró y sonrió alzando las cejas—. Pero pienso convertirla en mía…

—Si le pones un dedo encima olvidar eso a lo que le llamas vida —gruñó levantándose y dando un paso hacia él—. Si tanto quieres que… —tragó—, eso, muy bien. Lo haremos.

¿Qué?

—¿Qué?

—Ya me escucharon. Será mía.

Los otros lo miraron perplejos, luego comenzaron a reírse. El del medio dijo: —Tienes una semana. Y no vale mentirnos. Debe meterse en tu cama por su cuenta.

—Bien.

¿Alguien podría decirme que demonios estaba sucediendo aquí?

—Se irá corriendo cuando lo intentes —rieron.

—Ten por seguro que suplicara por más.

Se estrecharon las manos confirmando el trato. La campana sonó avisando que era hora de la cena, por lo que los oficiales nos informaron que ya podíamos irnos.

Fui la primera en salir. Caminé hacia afuera lo más rápido que pude y doblé hacia la derecha para entrar al comedor, pero me detuve.

Analicé todo lo que ellos habia dicho en frente de mí, como si pensaran que era invisible. Marcar territorio, Zayn, trato, sexo.

¿Acababa Zayn hacer un trato para que yo me acostara con él?

Love in Prison » zerrie PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora