Capítulo 4

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(Tu)

Me desperté con algo de inquietud, por alguna razón había recordado ese momento donde mi vida cambio por completo. El momento en que me destrozaron, pero tenía una sensación diferente. Como si alguien estuviera vigilándome y no me agrada en lo absoluto.

Me levante y desayune tranquilamente, mis padres se habían ido a trabajar y mi hermano se había ido a buscar algún local para poner su academia, así que en resumen estaba sola en casa.

Stan vendría a recogerme en unas horas así que para pasar el tiempo aproveche y limpie la casa, como no me gustaba el silencio puse una canción de fondo y comencé a trapear. Hasta que esa sensación en mi cuerpo regreso a mí, después de ese momento volvió a aparecer en mí y no niego que una sonrisa apareció en mis labios.

Deje el trapo en el suelo para poder limpiar con él y con mi pie comencé a limpiar el suelo.

Deje el trapo en el suelo para poder limpiar con él y con mi pie comencé a limpiar el suelo

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Esa sensación se incrementaba más en mí hasta que me vino el recuerdo a mi cabeza.

-¡Nunca lograrás ser una bailarina! ¡No tienes el cuerpo de una bailarina, eres alguien deforme para serlo!- los gritos de esa maldita instructora resonaron en mis oídos. Sin querer resbale y caí sentada al suelo.

-¡Maldita sea!- dije en mi idioma. No pude evitar largarme a llorar, tenía miedo de ese pensamiento. Lo único que tuve miedo en mi vida era de mi misma, de la mente oscura que podía llegar a tener y en que podría convertirme si me dejaba llevar.

-Toda persona debe caer para poder levantarse- el recuerdo de mi madre. Me dio ánimos, ella siempre sabía que decir en los momentos que más me sentía perdida.

Me puse de pie y mire a mi alrededor, mi vida es mía. Yo decido que hacer con ella. A lo mejor todavía no este lista para enfrentarlo pero lo haré. Lo haré como que me llamo _(t/n) _(t/a).

Pasaron las horas y sentí el timbre de la casa, fui a abrir y me encontré con el chico de rulos.

-Hola Stan- dije con una sonrisa.

-¿Lista para reunirte con los perdedores?- dijo con una sonrisa.

-¿Perdedores?- dije dubitativa.

-E...es que así nos hacemos llamar. No es el mejor nombre pero...

-No me molesta el nombre, es original debo admitirlo- dije con una sonrisa- ¿vamos?

-Claro señorita- dijo haciendo una reverencia, cuando me di cuenta que él estaba en bici yo me acorde que no tengo la mía.

-Ahh ¿Stan?- dije un poco dubitativa.

-¿Qué pasa?

-No tengo una bicicleta, se me rompió durante la mudanza.

-No te preocupes, yo puedo llevarte en la mía- dijo seguro.

-¿De verdad? No quiero provocar un accidente por si nos llegamos a caer.

Un sueño y una pesadilla ( Stanley Uris y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora