Una chica con un sueño, pero fue destrozado por diversas razones. Se muda a Derry dónde conoce al grupo de los perdedores, aunque su atención se centro en un chico llamado Stanley. Era un judío bastante peculiar para _(t/n) y quería llegar a conocer...
Era de noche, todos ya se habían ido a dormir. Yo estaba en mi cuarto leyendo un libro tranquilamente. La verdad intentaba descubrir qué era lo que me pasaba, desde que Stan se hizo más cercano no puedo evitar sentir un montón de sensaciones raras en mí. Era casi la misma sensación que cuando me siento en libertad a la hora de bailar, solo que...tiene una calidez totalmente diferente.
Estaba tan concentrada en mi mundo que no me di cuenta en qué momento comenzó a sonar una canción. Pensé que mi mamá había dejado la radio prendida pero...al escuchar mejor que canción era mi piel se puse de gallina.
-Maldita sea...- salí de mi cama y me encamine a la sala, no soportaba escuchar esa melodía. Me traía malos recuerdos. Baje las escaleras y vi que no había nadie, esto no me gusta nada- ¿mamá? ¿Steve?- no se escuchaba nada, avance despacio hasta la radio pero...antes de poder apagarla vi a alguien en medio de la sala, por alguna razón mi piel se puso de gallina. Agarre un bastón que había en la sala y camine lentamente- ¿quién eres?
-¿No eres capaz de reconocerme?- esa voz...
-Sal de mi casa sino quieres que te mate a golpes- dije apretando el agarre sobre el bastón. La figura tomo la forma de una mujer con un vestido de ballet de color blanco, lo único que seguía de espaldas y no podía verla.
-Siempre supe que tenías ese lado salvaje escondido bajo esa apariencia de princesa- poco a poco la mujer comenzó a darse vuelta y me di cuenta que era yo misma- siempre fuimos una persona muy oscura y tu lo sabes...- el vestido blanco de esa mujer comenzó a tornarse de color negro y la mirada era de color roja- ¿no te apetece bailar una pieza pequeña bailarina?
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Los brazos de la mujer se transformaron en alas negras y su sonrisa comenzó a tornarse horripilante.
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