Capítulo 19

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(Tu)

Deben encontrar los artefactos, ustedes solos...

Esa frase me sonaba una y otra vez en la cabeza, Mike dijo que tendríamos que ir por nuestra cuenta. Pero no sé ni por dónde empezar, recuerdo muy pocas cosas y eso es algo que me perturba. Tampoco ayuda a mí mentalidad el hecho de haber vuelto a ver a Stan, me invadió una alegría inmensa el hecho de ver que estaba a salvo, pero al ver el anillo de casamiento en su mano mi esperanza de volver a estar con él se fue a pique.

Camine por un rato sin prestar atención a mi alrededor hasta que sentí una sensación en mi pecho, volteé mi mirada y vi un edificio. Por alguna razón me resultaba familiar, entre al lugar y comencé ver más a detalle todo hasta que vi un cartel enorme tirado en el suelo. ''Academia de artes marciales'' ''Aprende a defender tus sueños''

-Steve...-dije con una sonrisa, esta era la academia de mi hermano. Cuando se mudo de Derry nadie mas quiso usar el lugar y al parecer quedo abandonado. Me adentre mas al edificio y vi un largo pasillo donde se encontraban todos los salones de entrenamiento, todo seguía igual excepto por la suciedad y las telarañas. Me acorde que al fondo de todo mi hermano me había preparado un salón solo para mí. Cuando deseaba ensayar sin que nadie me molestara.

Camine por el lugar hasta que llegue a la puerta que daba a la sala, la abrí con cuidado debido a la estructura y vi que todo seguía igual. El gran espejo al fondo de la habitación, algunas sillas y la ventana que daba una iluminación perfecta. 

-Era perfecto...-dije en un susurro, me acerque al espejo y puse mí mano sobre él. Mire atentamente mi reflejo y de repente me vino un recuerdo.

 Estaba de rodillas en medio de la sala con la música sonando, esto era realmente frustrante. Sentía que no era suficiente, todavía sentía esa voz en mi cabeza. Me estaba frustrando ya que nada salía como quería.

-Maldición- dije con enojo- ¿porque no puedo?

-Porque no eres lo suficiente...-escuche una voz detrás de mí y vi a mi otro yo, tenía una sonrisa cínica y se acercaba meneando las caderas- nunca serás suficiente, mejor ríndete. Nunca podrás realizar tus sueños mientras tu gobiernes, déjame estar al mando y te llevaré a la cima, incluso mas alto que la meseta de oro.

-No...-dije mientras me ponía de pie- si quiero lograrlo lo haré con mis propios miedos, no te quiero aquí. Lárgate.

-No puedes impedir lo inevitable ''pequeña bailarina''- se fue acercando a mi mientras su sonrisa se transformaba y sus ojos se volvían mas intensos de que lo normal- porque me tienes miedo y ese miedo...¡Es lo que me alimenta!- la criatura vino corriendo hacía a mí y me sujeto las manos, estaba intentando escapar pero su fuerza era sobrenatural-¡Jamas lograras nada si sigues siendo débil! ¡Ríndete! ¡Y muere de una vez!- abrió su boca de una forma inhumana mientras mostraba sus dientes. Con las pocas fuerzas que me permitía le di una patada en una de sus piernas haciéndole perder el equilibrio. Las dos caímos y yo quede encima de la cosa que intentaba lastimarme a toda costa. Con una de mis manos alcancé a darle un puño en la cara y pude levantarme rápidamente y salir del estudio.

-¡Nunca podrás huir de mi! ¡Nunca!- escuchaba los gritos de fondo sin dejar de correr, mis lágrimas salían y mi cuerpo corría más rápido por la adrenalina,  no pare hasta estar lejos del edificio.

Incluso desde esa época esa cosa me molestaba ¿será que nunca me dejara en paz? Miraba mi reflejo y era yo, mí yo real. Eso fue lo que me mantuvo controlada todos estos años, la disciplina, el control y eso lo mantuve firme como una roca todo este tiempo...

-Pero miren quién regreso...-escuche la voz detrás de mi, mire por el espejo y vi al final de la habitación la misma figura que vi hace años- la pequeña bailarina regreso- volteé rápidamente y estaba justo delante de mi mirándome con los mismo ojos terroríficos de siempre- ¿porque cometiste la tontería de regresar?- caminaba hacía a mi y yo retrocedía por inercia- Sabes que yo soy mas fuerte que tu, que se lo que piensas y tu mas grande miedo... ¿acaso viniste a suplicar para que te mate finalmente?

-Lo que vine a hacer es acabar contigo payaso de porquería- dije cerrando los puños con fuerza.

-Oh oh, detecto odio en esa declaración- dijo mientras sonreía- sé que me odias, además casi logro matar a tu amado Stanley ¿no es así?- abrí los ojos de la impresión- tal vez haya logrado sobrevivir pero es solo un pequeño retraso. Cuando llegue el momento lo tomare del cuello y haré lo que debí haber hecho ese día en la casa Neibolt, arrancarle su rostro de una sola mordida.

-Basta, por favor basta- dije mientras me cubría los ojos.

-¿Qué harás? ¿Detenerme? No me hagas reír- como si una fuerza interior me consumiera mire a la criatura directamente y la tome de los hombros.

-¡Déjame en paz!- la estampé contra el espejo provocando qué se rompiera en miles de pedazos, el cuerpo se quedo inerte por unos segundos, hasta que de repente abrió los ojos y me tomo del cuello haciendo que poco a poco me quedara sin aire.

-¡No puedes conmigo bailarina!- decía a gritos mientras yo intentaba sacarme sus manos de encima- ¡nada impedirá que gane esta vez! ¡nada!- podía ver cómo salían plumas negras de sus brazos- ¡es mi turno! ¡es mi turno!- con mi mano busque a los costados y agarre un gran pedazo del espejo. Mi cabeza dolía pero estaba consciente de que estaba sucediendo. Mi otra yo había tomado el control, la criatura se quedo impactada por unos segundos y con todas mis fuerzas clave el fragmento de vidrio en el abdomen del monstruo.

-¡Es nuestro turno!- dije con toda mi furia. De la boca de la bestia salió algo de sangre, de sus brazos cayeron algunas plumas negras. La otra empezó a tomar su verdadera forma revelando el payaso, se iba alejando de mí mientras yo me acercaba mas a él- ¡Es nuestro turno payaso! ¡Si ella no puede contra ti puedo decirte que me encargare de hacerte sufrir dolorosamente por haberla lastimado!- me lancé contra el payaso para clavarle otro vidrio pero antes de poder llegar a él la ventana se abrió de golpe haciéndolo desaparecer por completo. 

Me arrodille en el suelo mientras me sujetaba la cabeza, pero por alguna razón no me dolía como otras veces. Mire al suelo y vi una pluma negra que era más grande que las demás, la tome para mirarla directamente.

-Ese es el artefacto que buscamos...-dijo la voz en mi cabeza.

-¿Porque me protegiste?- dije en voz alta.

-Las dos somos diferentes, por separado somos débiles pero juntas...podremos vencer lo que se nos ponga delante. Te protegeré aunque me odies...

-Gracias...-dije mientras me ponía de pie y guardaba la pluma en mi cartera. Salí del edificio y emprendí mi camino hacía la biblioteca.


( Este capítulo basado en esta escena)


Un sueño y una pesadilla ( Stanley Uris y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora