CAPÍTULO CINCUETA Y DOS
No entiendo cómo es que aún no tuve un para cardíaco... o un ataque de pánico... o una reacción exagerada que me demuestre que algo en todo esto está mal.
¿Por qué me afectó tanto haber decepcionado a Demian? Y aún peor, ¿Por qué me alivió su perdón?
Mi cerebro no dejó de procesar todo hasta que me llevó a la habitación y rompió nuevamente mis barreras. ¿Masturbarme frente a él? Vergonzoso... caliente y... humillante.
La humillación no debería ser excitante, pero con él, lo es.
Veo a Demian sacarse el condón usado y anudarlo, antes de tirarlo a un lado de la cama, sin mucha importancia. El hombre parece descuidado, pero siempre deja todo en un estado pulcro, al terminar. Como si nada hubiera pasado. Excepto que mi cuerpo se siente como si le hubiera pasado un tren por encima.
Demian saca algunos mechones de cabello de mi rostro y me observa. Sus ojos lucen profundos y oscuros cuando los clava en los míos. Se inclina, su boca atrapa la mía y su mano presiona mi nuca hacia él, sin darme oportunidad de escapar. Por alguna fuerza desconocida, mis manos rodean su cuello, impidiendo que él también se aleje y termino por entender que mi cuerpo — yo— lo extrañó. Sé que estar unos cuantos días sin follar no es nada, pero la intensidad que siempre demuestra Demian cuando nos vemos, hace que la ausencia se sienta como un pozo vacío, oscuro y es un lugar del que quiero salir.
Se pone sobre mí en el colchón, atrapa mi cadera con su otra mano y me acerca a su cuerpo. Él sigue completamente vestido y el roce de la ropa contra mi piel desprovista de cualquier tela, es áspero.
Despega sus labios de los míos y la barba de varios días raspa contra la piel sensible de mi cuello cuando él la chupa y raspa con sus dientes. La mano que estaba en mi cintura se mete entre nosotros y se desliza entre mis piernas, separadas por las suyas. Mi clítoris ya está húmedo e hinchado, porque he tenido un orgasmo hace minutos y cuando Demian desliza su pulgar sobre él, me estremezco y una suerte de gemido ronco se escapa de mis labios.
—Ese es un sonido muy bonito, muñeca— la voz de Demian golpea mi clavícula. Dos de sus dedos ahondan en mi interior sin problema, mientras su pulgar sigue friccionando lentamente mi clítoris. Estoy tan caliente, que si sigue haciéndolo, volveré a correrme—. Mírame— mis ojos están cerrados y debo parpadear antes de enfocar mis ojos en los suyos. El destello de su sonrisa me hace bajar un poco mi mirada hasta que él mueve sus dedos en mi interior y todas mis entrañas se hacen líquidas. Reprimo el impulso de cerrar los ojos y cuando la mano de Demian rodea mi cuello sin ejercer mucha presión, me tenso. Todo mi cuerpo se detiene cuando me doy cuenta de que él podría hacerme daño, demasiado daño y yo tal vez no podría detenerlo. Sin embargo, también está la certeza de que no lo hará, de que no me lastimaría y que él solo está jugando conmigo, llevándome al borde entre lo lógico y lo demente, haciendo que dude de mi propia cordura y me replantee porqué pongo tanta confianza en su persona—. Me gusta que me mires a los ojos mientras te corres, gatita.
Su pulgar se frota contra mi clítoris sensible y sus dedos se mueven con precisión en mi interior, haciendo que mi cadera lo busque, tratando de ganar contacto, mientras su otra mano me retiene por el cuello, pudiendo cortarme la respiración y ahorcarme, pero solo es una presión ligera, que acumula algo de sangre en mi cabeza y hace que todo mi cuerpo caiga en un espasmo involuntario. Mi espalda se arquea y una de mis manos atrapa la muñeca de Demian, la de la mano alrededor de mi garganta, aunque no sé por qué, ¿Quiero que la aleje o lo estoy reteniendo?
—Por favor...
Un gemido lastimero se escapa de mi garganta cuando presiona su pulgar en la parte más sensitiva de mi cuerpo y es como si activara un interruptor.
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Sinestesia | SEKS #1
RomanceSERIE SEKS, LIBRO #1 Lianna está a punto de terminar su carrera en psicología, pero su tesis es rechazada. En su intento por buscar información para abordar algún tema controversial, llega a Seks, un club sexual cuyo dueño parece dispuesto a darle u...