Cap 8

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Debby

Volvimos a la bodega, los ojos verdes de Cy8d me miran con ansias, sé que quiere oír la respuesta de mi opinión.

—No los ayudaré—la decepción en su mirada es clara, varios me miran con rabia.

Es algo que no entenderían. Porque en el fondo esa era la idea.

—¿En tu mundo todo es así?—noto la molestia y decepción en su voz.

—No lo recuerdo— admito.

—Entonces, ¿por qué no los quieres ayudar?—cuestiona con impotencia, y antes de que pueda decir algo más desaparece, dejando un pequeño destello de luz verde en el lugar donde se encontraba.

—Cy8d—no vuelve, se teletransporto y lo peor, es que no sé a donde.

Me incomoda, el ambiente se vuelve tenso, sin embargo, los entiendo, yo era su esperanza, y ahora no tienen nada.

Scjy2, se acerca y pone su mano en mi frente, para "borrar" estos últimos recuerdos, al mismo tiempo me devuelve a mi habitación.

—Hasta que vuelves—habla el sucesor, viste una polera blanca y un pantalón militar de color negro, está recostado en mi cama.

Me tenso, entramos en alerta, nos miramos.

—¿Dónde y con quién estabas?—exige, levantándose de mi cama.

Imitó su acción y quedamos a pocos sentimientos de distancia, casi rozamos nuestros labios.

—¿Por qué tanta curiosidad?—acaricie su mejilla, aunque hace una mueca, su mirada está fija en mí.

—Que no se te olvide, Debby, debo saberlo todo—Advierte, quita mi mano de su rostro, evitando que lo toque— no quiero que hagas eso de nuevo.

Tenso mi mandíbula un poco, odiaba dejarlo ganar, pero por ahora debía hacerlo, aunque sin contacto físico dudo que el plan funcione...

Así que procese al siguiente paso, si no quería que yo lo tocara, él podría hacerlo.

Me siento al borde de la cama, de espadas a él, sé que me está mirando, sé que tiene muchas dudas, porque para él y para los demás puedo ser una caja de sorpresas, no pueden leerme y esa será mi mayor ventaja.

—Entonces, ¿para que estás aquí?— me quito la parte superior de mi ropa.

—Para ver esto, lo mismo que estás haciendo ahora... de hecho aún tienes mucha ropa—comenta, con ese ligero tono de exigencia que lo acompaña siempre.

Y sin darse cuenta me ha respondido una pregunta...

—Me tengo que vestir de nuevo, así que no durará mucho—me volteo, uniendo nuestras vistas, o eso hasta que la de él rápidamente se mira hacia mis pechos.

—No, no harás nada. Solo recuéstate —ordena.

El ambiente se vuelve pesando y tenso, por el deseo.

Si, nuevamente lo sentía, también lo odiaba por eso, por lograr dominar mi cuerpo, a merced de que él deseara, porque también lo disfrutaba.

Me recuesto en la cama, él pronto aparece frente a mi, a una velocidad sobrenatural, como un parpadeo.

Su mano, toca mi mejilla y desciende lentamente, dejando esa oleada de deseos con cada roce, se detiene justo en mi vientre.

Mis latidos se aceleran, por la cercanía, sin embargo en ningún momento me mira a los ojos.

Esta concentrado en esa zona de mi cuerpo, el calor se intensifica, su mano es la responsable de aquello, es como tener un paño con agua casi hirviendo sobre mí.

 B.T.W Entre Dos MundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora