Uno

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Darcie:
Era otro día más al cual me miraba al espejo y me sentía muy extraña, sentía que no era yo o que mi cuerpo no estaba allí. Tocaba el espejo muy lentamente y no sentía nada, no sentía mis dedos tocar el espejo o las lágrimas que ahora bajaban por mi rostro.
Juro que quería darme una ducha como mi madre me decía cada día, pero aunque me diera dos duchas por día no podía sentir el agua o el olor de jabón en mi cuerpo.

"¿Hija? ¿Has terminado?"- era la voz de mi madre fuera del baño.

Las lágrimas aún caían y aún no sentía nada, habían pasado un año exactamente desde que me siento como la nada, como...como si estuviera muerta, siento que la comida que ingiero cada día no pasa a mi estómago, no siento el agua al bañarme o al ir a una piscina, no siento el sol en mi piel, percibo un olor en mi cuerpo cada día es como si estuviera podrida, no siento cuando me golpeo o hiero a mi misma en ningún momento, no siento nada...no siento que estoy siendo nada para el mundo.
La vez que le pedí ayuda a mi madre no me prestó atención y solo me dijo que estaba jugando o algo así, entonces decidí mostrarle yendo por un cuchillo de la cocina y comencé a herirme los brazos frente a sus ojos para que ella pudiera entenderme estuvo mal, lo sé pero lo único que hizo fue gritarme y llevarme al hospital.

Traté de explicarle a los doctores lo que sentía, después de muchos exámenes y pruebas pudieron dar resultados: Tenia el síndrome de cotard, cuando los médicos explicaron lo que padecía no lo podía creer y solo lo tome como algo ilógico para mi. No podía explicarme lo que los doctores le decían a mis padres:
"Su hija padece de un síndrome poco común, el cual es llamado síndrome de cotard o también llamado delirio o negación es una enfermedad psiquiátrica la cual se basa en que la persona cree estar muerta o que sus órganos no funcionan. El síndrome que su hija padece es muy raro ya que no se saben muy bien las causas...lo único que podemos decirles es que su hija va a pensar que no está aquí como les dije va a creer que está muerta también que sus órganos no funcionan tal vez cuando coma algo de alimento no va a sentir que pasa por su garganta, no va a sentir lo que toca o lo que la hiere.
El síndrome no tiene tratamiento por ahora pero pueden ser controlado con antidepresivos o antipsicótico, también piden llevar ayuda de un psiquiatra, no será lo más conveniente pero es lo mejor que se puede hacer"- finalizó.

Mis padres tenían más dudas sobre lo que ahora padecía, cada vez mi edad aumentaba y se volvía difícil ya que aunque mis padres querían ayudarme no podían hacer mucho que digamos, pero ahora tenía 17 años y sentía que algo en mi no cambiaba todo y era igual de desordenadamente estresante para mi. Quería sentir algo, quería sentir lo que era estar viva.
Tenía una psiquiatra la cual iba cada día a mi casa a la misma ahora a tratar de ayudarme lo cual muchas veces no servían mucho que digamos, no solo era mi psiquiatra sino que ella me ayudaba a estudiar lo cual era muy difícil; por cualquier cosa me desconcentraba ya sea por lo rara que cada vez me sentía, la intriga de cortar alguna parte de mi cuerpo se estaba volviendo más potente en mi cabeza (quería sentir algo) me repetía.
Pasaba casi todo el día con mi psiquiatra y por ello a mi edad no había conocido nada del mundo exterior, mis padres me protegieron desde que me diagnosticaron cotard, lo único que quiero es poder sentirme de otra manera.

-"Voy a salir ahora...solo..."- otro día el cual miraba mi cuerpo y no sentía nada, esta muerta pero no entendía el echo de estar respirando. Las lágrimas empeoraron y ya no sabía si darme una ducha estaba cansada de vivir así, sentirme muerta y no sentir que un corazón late dentro de mi o un olor a podrido que salía de mi cuerpo. Quería sentir cada cosa, el agua, el calor, el frío, mi corazón, la comida bajar por mi garganta, mis dedos tocando el espejo, quería oler diferente...

Salí del baño y mi madre estaba esperándome como todos los días en mi habitación me abrazo y luego tomó mi cabello para ponerlo en una cola la cual sostuvo en una moña (no sentía cuando jalaba mi cabello).

-"¿Cuando dejarás de hacer eso?"- pregunté.

"Buenos días para ti también...¿dormiste?"-.

-"Como se supone que duermes si-". No me dejó terminar.

"Si estoy muerta. Lo repites cada día hija"-.

-"Estoy harta! harta de lo mismo, de todo esto
mamá! le dije muy "enojada", no puedo más no quiero más esto,  yo no pedí esto!-. Repetí. Cada día lo hacía.

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