Pisar suelo firme fue un gran alivio, el mexicano nunca imagino que se tendría que subir a un avión pero se sentía satisfecho de haber soportado con éxito. Salió del aeropuerto en busca de un taxi y cuando subió sonrió al conductor.
—Buenos días —lo saludo y se sorprendió al no obtener respuesta—. Al Jam&Roller, por favor.
El conductor asintió.
Miró sus pertenencias y volvió a sonreír. Llevaba una maleta, su guitarra y su mochila sin muchas cosas. Quería tener enfrente a su mejor amiga, ¡la había extrañado tanto! Recordó los momentos vividos en México juntos en la playa, la quería como a una hermana menor aunque ella era la mayor por unos meses.
Al llegar, pagó su pasaje y salió encontrando una entrada muy bonita del lugar que más frecuenta su persona especial en el mundo. Iba a entrar cuando chocó con una cuerpo contrario. Se sintió avergonzado sin darse cuenta de su error.
—Lo siento, yo...
—Me da igual tus disculpas —medio la chica de ojos avellanas dispuesta a marcharse pero se detuvo de golpe—. ¡Benicio!
Él lo miró confundido más supo que se refería a otra persona cuando miró sobre sus hombros y se sorprendió que pudiera hacerlo considerando su estatura mediana.
—Luna —escuchó una voz masculina y se giró para ver quién había sido. Los se miraron estupefactos—. ¿Qué haces aquí idiota?
Ambos lo miraron con la cejas levantadas. El chico hasta quiso reír por el apodo muy bien usado y la chica se veía confusa. Ninguno se dio cuenta de dos personas venían caminando en esa dirección y una de ellas dejó de sonreír de inmediato.
—¡Simón! —corrió a sus brazos a abrazar a su amigo de toda la vida y al mexicano se olvidó por un momento de ese italiano.
Nina lo miró sonriente. Le gustaba ver a su amiga tan cariñosa cuando no sabía ese lado de ella aunque el italiano lo interpretó mal recordando las palabras del día anterior cuando había nombrado a un tal «Simón» y quiso morir cuando advirtió que su mejor amiga estaba enamorada de su peor enemigo en el mundo.
Luna parecía extraña en aquel encuentro. No entendía todavía que hacia en el medio pero estar ahí le aseguraba que se enteraría pronto de todo así que se alejó después de darle una sonrisa al italiano que tan afectado no pudo corresponder.
—Nina, él es Simón —se lo presentó su amiga mexicana y cuando ella iba a acercarse a saludarlo su mejor amigo se puso en el medio impidiendo—. Y él es...
—Benicio —se anticipo el mexicano con una mueca molesta que ninguna de las dos chicas entendieron.
—¿Y se puede saber a qué debemos está preciada visita? —inquirió el italiano con fastidio.
—No es una visita, vine para quedarme —sonrió complacido por la sonrisa de felicidad en su mejor amiga por un momento olvidándose de aquel chico que tanto mal le ha hecho en el pasado—. ¿Me enseñas el lugar? Me parece que quiero conocer algo más que la entrada —bromeó y las dos chicas sonrieron.
—Claro —asintió—. Nina, ¿vienes?
Negó. Quería darles el espacio, necesitan un momento entre amigos después de tanto tiempo separados. No lo dijo en voz alta pero la rubia se lo agradeció más también le miró de una manera reprobatoria al mirar al italiano pero tampoco dijo nada.
—Hola, ¿no? —habló justamente él al momento que los dos amigos se perdieron de su vista.
¡Seria una larga jornada!
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Linda De Amar
FanfictionÉl no sabía que ella se convertiría en su nuevo amor verdadero.