Capítulo 30

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SEÑAS TUYAS

Allison
* * *



















Mis manos nuevamente cobran vida propia como cuando conocí a Katherine, la madre de Michael. El señor, que yo sé bien que es Joseph, me examina de arriba a abajo, sin quitarme aquella mirada intimidante que posee. De apariencia, parece ser un hombre serio, sin la capacidad de sonreír quizás. Pero he aprendido a no prejuzgar como lo hice con Lisa. Debo escucharlo. Quién sabe, podría caerme muy bien, aunque aquí el punto es que yo le simpatice.

Veo a Michael y él se encuentra mirando a su padre. Veo a Janet y ella me regala una sonrisa dulce y animadora. Me hace señas con sus manos para que dé algunos pasos. Sin darme cuenta, me he convertido en una estatua durante unos minutos. Respiro hondo, y decido avanzar. Katherine me mira con dulzura y eso consigue tranquilizarme.

—Cariño, ella es Allison, la amiga que tanto adora nuestro hijo Michael —le comenta mientras apoya sus manos sobre su antebrazo, encimado en la mesa. Decido dibujar una sonrisa y agacho mi rostro en respeto.

—Mucho gusto, señor Jackson —le saludo. Pero él sigue mirándome de la misma manera que las palabras se me esfuman. No sé qué hacer, si sentarme o permanecer ahí parada. Si toser o tratar de respirar. Si mirar por todos lados o mirarlo fijamente a él. Decido ver a Michael y él parece entenderme que se acerca y me ofrece una silla. Asiento y tomo asiento. Siento que él apoya sus manos sobre mi lugar.

—Es muy agradable —comenta Janet. Él me mira unos segundos más antes de decidirse a mirar a su hija—. Su hermana mayor, Diana, también lo es. Son buenas personas. Y aún falta conocerlas... Di es muy graciosa.

—Gracias... —comenta mi hermana. Por los nervios, he sentido su ausencia. La veo y me indica que respire hondo. Sabe cuán nerviosa me encuentro...

—Joseph, ¿todo bien? —le pregunta Katherine. ¿Acaso no le he agradado?

Cuando se decide a permanecer una vez más en silencio, yo agacho un poco la mirada, sintiendo dentro de mí que no le he simpatizado. Se ve serio, disgustado por mí. Respiro hondo y, en ese momento, escucho unos pasos detrás de mí. Levanto la mirada y todos miramos hacia la entrada de la cocina. Lisa aparece allí.

—Disculpen la tardanza —se disculpa ella y rodea la mesa para llegar a los padres de Michael. Ambos le regalan una sonrisa y siento que el corazón se me retuerce. Tengo el deseo de marcharme del lugar, pero cuando quiero levantarme de la silla, siento unas manos sobre mis hombros. Miro hacia arriba y es Michael. Me mira sin expresión, como si me dijese que me quede allí, que no me vaya a ningún lugar. Vuelvo a colocar mi mirada sobre ellos y me enderezo en mi asiento.

—Lisa, querida. ¿Cómo estás? —menciona Katherine y toma de su mano mientras la mira detrás de ambos.

—Todo muy bien. Y... ¿Qué tal? Joseph, ¿ya ha conocido a la muchacha?

—Es tal como... —y le responde en voz baja que no me permite escuchar. No la mira, solo le contesta mientras sigue examinándome.

—Disculpen que los moleste... —Es Raquel. Todos giran para verla, pero yo miro mis manos sobre mis muslos. Cierro ambos ojos. No sé por qué la cara me pesa tanto por la simple idea de que no le he caído bien—. Quería notificar que hay algunos padres en la entrada.

—No te preocupes; yo los recibo —contesta Mike. Hay un silencio como si diesen todos su aprobación en ese momento, y escucho los pasos de Raquel retirarse. No quiero volver a abrir mis ojos. Siento que las manos de Michael aprietan mis hombros y pronto siento su aliento al lado de mi oído—. Sígueme. Quiero hablar contigo.

Encontrarte © | Michael JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora