Encontrarte © | Michael Jackson

Capítulo 11

"TE QUIERO"

Michael
* * *

Aquel hombre se acomoda una vez más mientras trata de sostener su teléfono sin ningún movimiento que demuestre incomodidad o que revele que se encuentra nervioso, nervioso por escuchar la voz de la joven con la que empezó a hablar por cartas desde hace meses. Muerde su labio y aclara su garganta para poder decir algo, aunque sea una palabra, a pesar de que se muere de nervios por este momento y por esta llamada que lo tiene casi paralizado.

—¿Allison? —pregunta—. ¿Estás ahí?

Y lo que sigue genera una débil sonrisa en su rostro. Ella le contesta. Y... no es de más mencionar que aquel hombre soy yo, ese hombre que parece romper miles de barreras y cantar todas las canciones posibles, pero la que le resulta difícil es la de la comunicación.

Vamos.

Exhalo notoriamente, a propósito y sonrío.

—Y aquí estamos —digo. Ella libera una diminuta risa nerviosa. Comparto su respuesta—. Te tengo que decir la verdad, no sé qué decir.

—Estamos igual, Mike. Pensé que era la única... —Asiento—. Pero, vamos, ¿dónde están esas dos personas que se escriben diariamente?

—Ya no están. Ahora hay dos que intentan hablar por teléfono.

Ríe.

—¿Qué es lo que hacías antes? Cuéntame.

Y ella, como siempre, interesada en mis asuntos, en mi situación actual y si me encuentro bien o mal. Admiro su interés hacia los demás.

—Qué entrometida eres, Allison.

—...

¿En serio dije eso?

—¿Me vas a tratar así? Mejor cuelgo.

—¡No, no, no! Espera, era chiste. Discúlpame.

Y ella carcajea. Escucho unas risas más al fondo de la línea. Alguien más está con ella.

—¿Quién está contigo? —pregunto.

—Mi hermana. Sabes que ella siempre me acompaña para apoyarme en cada cosa.

—Ah, sí, lo sé. ¡Hola, Diana! —saludo con una voz más alta para que pueda escucharme.

El teléfono de ella hace ruido.

—¡QUE ALGUIEN ME PELLIZQUE QUE NO CREO ESTAR EN ESTE MISMO... ¡AHH! ¡DIOS MÍO! AHORA PUEDO MORIR EN PAZ SABIENDO QUE ESCUCHÉ TU VOZ Y QUE ME SALUDASTE... ¡TE AMOOOO!...

—¡Diana! —exclama—. Cálmate. Sabiendo eso, te dejaba en la cocina.

Oculto mis risas por la situación que me ha resultado muy graciosa. Al parecer, como ella ya me contó, su hermana sí me conoce y sabe quién soy. Y... también le gusta lo que hago. Aclaro mi voz.

—No te preocupes, está bien —digo.

—Ya la eché de mi habitación.

—¡AHHH!

—¿Está en tu puerta? —pregunto.

—Sí...

Y, cuando consigue calmar a su hermana, comenzamos a tomar algunos temas de conversación. Sin embargo... Un momento. La voz de Allison... Su voz me resulta familiar. Pero, ¿de dónde?